A través del espejo

Para quienes acostumbramos a vivir entre las páginas de un libro, hay personajes de ficción que se convierten en entrañables. Así es «la ladrona de libros», protagonista del último libro de Markus Zusak.
 
Igual que no se cuentan los finales de las películas, tampoco voy a explicar el contenido de este libro. Sólo comentar que no deja de ser anecdótico que en algunos países se entienda como literatura infantil un libro que, desde mi punto de vista, lo único que tiene de infantil es ser la historia de una niña. Si a esto añadimos que la muerte, en primera persona, es el narrador, el calificativo «infantil» sobra.
 
A veces, podemos llegar a sentirnos identificados con personajes de ficción -no es éste el caso- con los que compartimos alguna característica común. No se si es habitual que esto ocurra pero, a mí, sí me ha pasado en alguna ocasión. En estos casos, comentando la anécdota, o simplemente, pensando en ello después, acabas dándote cuenta que si varias personas ven o leen lo mismo, uno se fijará en unos detalles; otro, en otros y alguno, en el conjunto. Es como ver un bosque o, al contrario, ver unos árboles determinados y no otros. Tal vez, te sientes identificado sólo por una característica específica pero lo suficientemente importante como para eclipsar el resto de diferencias.   
 
Supongo que esto es lo que ocurre con los «best sellers», que gustan a personas muy dispares: a unos por una razón; a otros, por otra y a algunos, por nada en concreto y por todo a la vez. Normalmente cuando se da mucha publicidad a una obra, la mayoría tiende a alabarla como si fuese una auténtica maravilla. A mí que no me suele atraer este tipo de literatura no me parece que sean tan excepcionales. Al contrario, sólo en una ocasión me sorprendió positivamente un libro, que no voy a citar porque no viene a cuento.
 
Sin embargo, sí me parece más divertido descubrir que hay autores con la suficiente imaginación para crear personajes peculiares, empezando por Harry Potter y acabando por otros, como «la ladrona de libros». No creo que este último personaje esté pensado para convertir el libro en una saga pero, realmente, tiene su encanto.