A través del espejo

Con este título, se estrenará la próxima película de Woody Allen, rodada en Barcelona. Aprovecho la polémica que la acompañó en su momento para hacer una reflexión sobre la imagen que de un lugar se llevan sus visitantes.
 
Durante el rodaje de la película, había prácticamente a diario «cartas al director» de lectores quejándose de las molestias que, para la vida cotidiana, suponía tener que cortar calles para permitir el rodaje. Esta crítica continuada, que puede ser comprensible en parte, llevó al director a decir que nunca más volvería a rodar en Barcelona.
 
¿Nos hemos parado a pensar, en alguna ocasión, la mala imagen que estas críticas pueden provocar? ¿Qué podíamos pensar que era más importante: la promoción a nivel internacional que el rodaje podía suponer o el malestar por no poder seguir la ruta habitual de casa al trabajo?
 
Está claro que en lugares turísticos la imagen que se llevan nuestros visitantes es importantísima. A las puertas de un nuevo verano, casualmente, pude escuchar la opinión de una turista alemana que había estado unos días en Ibiza. Su crítica fue sólo una: es difícil que te entiendan porque muy poca gente habla inglés.
 
Evidentemente, en otros países podría ser peor, pero sí es cierto que quienes nos visitan tienen la imagen de que en un lugar turístico tienen que poder entenderles perfectamente. La casualidad hizo que entrase yo en una gasolinera cuando estaba a punto de tirar la toalla intentando que alguien le dejase unas páginas amarillas para encontrar un teléfono de un rent-a-car.
 
De no haber sido por esta casualidad difícilmente tengo oportunidad de saber qué opinan los turistas de nosotros. Tal vez, dentro de unos años ya no hagan esta crítica porque la educación consiga que los alumnos dominen, desde pequeños, una tercera lengua o no. Mientras seguiremos quejándonos del precio del combustible y viendo cuántos euros tenemos que añadir a los que gastamos la última vez que llenamos el depósito.