A través del espejo

Es probable que las crisis nunca vengan solas y, en esta ocasión, además de una crisis económica, sufrimos una crisis de creatividad, que no preocupará a nuestros bolsillos pero sí, tal vez, a los de la industria cinematográfica.
 
Últimamente, me parece difícil ver una película original y no será porque acostumbre a ver sólo de un mismo género. Desde que «Donkey Xote» utilizó el burro de «Shrek» creo que no he visto ni una sola que no me haya recordado a otra anterior y he visto unas cuantas, desde entonces.
 
Ni siquiera Tim Burton fue original en su última película, «Sweeney Todd», y tampoco lo será en la próxima, una adaptación de Alicia en el país de las maravillas. Y si Tim Burton carece de originalidad, ¿qué será de muchos otros?
 
Antes, los musicales se inspiraban en películas. Tenemos el ejemplo de «Grease». Sin embargo, ahora, es al revés: la película «Mamma Mía» es posterior al musical. Evidentemente, que una película carezca de originalidad, no prejuzga que sea mejor o peor, al menos, desde mi punto de vista. Sólo indica que las ideas originales escasean, que no sabemos cultivar la creatividad.
 
Excepciones haberlas, haylas. Espero que no tenga que incluir en la lista la próxima película de Woody Allen, «Vicky, Cristina, Barcelona». Entonces, sí sería realmente preocupante.
 
Sin embargo, parece que la regla general de la falta de originalidad triunfa porque, en caso contrario, no habríamos visto a un Wall-e que nos recuerda a «Cortocircuito», incluso a E.T, ni a un Superagente 86, salido de una serie que algunos podemos recordar vagamente y que cierto parentesco podría tener con un tal 007.
 
A lo mejor, algún día aparece, entre este cúmulo de réplicas, alguna idea original como escribir un libro basado en una película y no al revés. A ver quién será el próximo que podamos añadir a esta lista de poco originales y quién, la excepción que confirma la regla.