A través del espejo

En el Museo Marítimo de Barcelona hay una exposición, hasta principios de septiembre, sobre inventos de Leonardo da Vinci, que bien vale la pena una visita.

Seguramente la obra más conocida de Leonardo sea «La Gioconda». Sin embargo, junto a su faceta de pintor, cultivó otras muchas convirtiéndose en el prototipo de hombre del Renacimiento: escultor, arquitecto, físico, ingeniero, escritor, músico…, en definitiva, un sabio avanzado a su época aunque hoy alguno de sus criterios esté sujeto a revisión, como las medidas del ser humano, desde el momento en que se tienen en cuenta los criterios de accesibilidad que obligan, entre otras medidas, a ensanchar puertas y todo tipo de accesos con lo que podemos considerar superadas las dimensiones que proponía Leonardo.Esta exposición se centra en el ingenio de este peculiar personaje de modo que se pueden observar muchos de sus dibujos con las correspondientes interpretaciones y ver artilugios tan curiosos como un modelo de tanque, que más bien parece un o.v.n.i., otros un tanto rudimentarios como un traje submarino con un sistema de respiración que hoy lógicamente no utilizaríamos, entre otros. Es ésta una de sus facetas como ingeniero; como arquitecto no llegó a la fama de otros contemporáneos como Brunelleschi. Sin embargo, será recordado siempre como pintor. Es difícil olvidar el aura de misterio que envuelve a «La Gioconda» aunque a mí, particularmente, lo que más me gusta son sus escritos no sólo porque escribiese del derecho al revés sino porque sus aforismos eran ciertamente ingeniosos y muchos de ellos todavía hoy aplicables.

Lo que está claro es que hoy no hay personas que puedan dedicar su vida a convertirse en sabios. Nuestro modelo de vida no permite adquirir conocimientos amplios sobre tantas materias sino que nos obliga a saber mucho de una única materia -o dos o tres- con lo que se puede lograr cierta satisfacción personal pero nunca tener la sensación de conocimiento integral que podían haber tenido genios como Leonardo. Por fortuna, nos queda la historia para poder recrearnos con la existencia de estos sabios lejos de la competitividad y de las muchas formas de violencia más o menos encubiertas de nuestra vida actual.