El viernes presenté mi libro en Ibiza y ayer me despidieron en el trabajo. ¿Tendrá algo que ver?
Evidentemente es la excusa perfecta para dedicarme a escribir y como ideas no me faltan, al menos, de momento voy a ponerme a ello.
Medio incrédula esta mañana, medio intuyéndolo, cuando me han dicho que algo malo había pasado, no he podido llorar mucho. Estaba en el trabajo y he intentado que nadie notase nada.
Esta tarde ha sido extraña; he intentado quedarme a solas para pensar. Hacía apenas un año que habíamos empezado a intercambiar recomendaciones musicales, literarias, de viajes, actualidad… a diario. Cuando volvía del trabajo, venía con ilusión al ordenador para escuchar tu «buenos días musical». De verdad que mañana voy a empezar a buscar una recomendación diaria para compartir con todos aquellos que quieran hacer un «kit kat» musical. Creo que los dos nos hemos enseñado cosas durante este tiempo. Seguramente he aprendido más yo de ti pero sé que te he hecho recomendaciones que te han hecho feliz, así que me alegro de que hayas ocupado un espacio en mi vida.
Anoche recé antes de acostarme pensando en ti porque intuía que algo había ocurrido al no recibir noticias tuyas desde el domingo. Tampoco pensaba que fuese algo irreversible pero a veces la vida tiene estas «bromas» de tan mal gusto. Y pensar que hace unos días nos hacías reflexionar sobre qué pensaríamos si tuviésemos una sola hora más de vida…
Te deseo donde estés que ya nada te pese; que nosotros nos pelearemos con Podemos si ganan las elecciones. Ya nada debería preocuparte. Si te encuentras a mi padre por esos mundos de Dios, recuérdale que lo echamos mucho de menos. Adiós querido amigo.
Hoy me han entrevistado en la Ser. Ha sido una grata experiencia ver que surgen preguntas sobre «Madeline», que yo no me había planteado. Veremos qué ocurre en las próximas y sobre todo en la presentación el viernes. Está claro que dos cabezas pensantes son siempre mejor que una sola ;-)…
Por fin, ha llegado “Madeline”. Es precioso. Tengo esa sensación de misión cumplida. Con la inestimable ayuda de Marc Ignasi, mi libro ha tenido un final feliz.
Ahora toca presentarlo y esperar las críticas.
Madeline no era una persona cualquiera. Nada más y nada menos que viajaba en el tiempo y tuvo el buen gusto de escribir sus experiencias en un cuaderno lo que sirvió a su hija, Henrietta, de excusa perfecta para iniciar su carrera de escritora al tiempo que se dedicaba a explicar a su pequeño Steve las aventuras de Madeline a lo largo de la historia. En paralelo, Henrietta, que creció con la sola compañía de su madre, descubrirá de la mano de René que el amor puede ser una grata experiencia.
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