Vamos de compras:
Posted on abril 4th, 2010 by henriettaPosted in General | No Comments »
Seguramente ninguna de las dos amigas podía dar crédito a sus ojos. Allí estaban, una frente a otra, tantos años después…
– ¡Sonia!, exclamó Olga. ¡Qué sorpresa!
– Olga, ¿eres tú?, acertó a preguntar Sonia, con una sonrisa dibujada en los labios.
¿Quién les iba a decir que volverían a encontrarse? ¿Cuántos años habrían pasado desde las últimas rebajas en que habían ido juntas de compras? Por lo visto, mantenían los mismo gustos. Sino, no habrían coincidido junto al mismo vestido.
– ¿Cuántas horas necesitamos para ponernos al día?, preguntó Sonia entre risas.
Olga pareció dudar. ¿Empezamos tomando un café? Tal vez luego podamos continuar con nuestras compras, respondió Olga.
Se dirigieron a la cafetería más cercana. Dos cafés solos, sin azúcar ni sacarina. También en esto seguían siendo iguales.
Habían pasado más de diez años… Cuando acabaron el instituto, Olga se trasladó con su familia a Londres donde había estudiado publicidad y después de un matrimonio fracasado, acababa de volver a España.
A Sonia tampoco parecía haberle ido muy bien en el plano sentimental, divorciada, con una pareja de mellizos, intentaba sacar tiempo de dónde podía.
– Siento haber perdido el contacto, dijo Sonia. Al principio, me sentó muy mal que decidieses no estudiar aquí. Me sentí abandonada.
– Lo se, asintió Olga.
Ella tampoco había puesto mucho empeño en mantener la amistad. Le había costado mucho aclimatarse a Londres. La vida era mucho más competitiva. Había conocido a Brian. Con él había pasado los cinco últimos años de su vida pero la relación nunca fue bien. Brian esperaba algo más de ella, acostumbrado como estaba a las “superwomen”. Buscaba la esposa perfecta y ella no lo era. Seguía echando de menos España y Brian no compartía ninguna de sus inquietudes, sólo el trabajo.
Sonia acababa de divorciarse. Su ex marido la había estado engañando con su socia en el despacho. Olga notó en seguida que necesita recuperar su amistad. Sintió como si no hubiese transcurrido tanto tiempo y, de repente, tuvo la sensación de que estos años no habían sido sino un paréntesis en sus vidas.
– Éstos son Felipe y María, mis bebés, dijo Sonia orgullosa, enseñándole la foto de su móvil. Ahora están en la guardería; los recojo a las cinco. Podríamos acabar de hacer nuestras compras y ¿comemos juntas?. Tengo tantas cosas que explicarte.
Olga asintió. Acababa de regresar a su ciudad, tenía mucho por hacer pero nada era tan importante como recuperar una amistad.