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A través del espejo

Relato, primera parte:

Posted on abril 18th, 2010 by henrietta
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              Allí estaba, tendida en el suelo junto a un charco de sangre. Las sirenas repiqueteaban en mis oídos. Las lágrimas apenas me dejaban ver. Fue todo tan rápido. Cuando sonó mi móvil, intuitivamente lo sabía. Hacía tiempo que venía esperando el final, impotente. Nada podíamos hacer.

 

              Me caí, mareado, no se qué pasó después. Todo se nubló.

 

              Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, recuerdo su felicidad cuando le comunicaron el nombramiento diez años atrás. Siempre había sido tan competente. Se lo había ganado. Realmente merecía ser más que nadie Directora General.

 

              Luego vendría el infierno: primero las imputaciones, las declaraciones… Los juzgados se convirtieron en su pesadilla. Todo fruto de las envidias, que pueblan en muchas organizaciones y en política aun más.

 

              “Realmente, no todo el mundo tiene lo que se merece en esta vida.” Fue el escaso consuelo que obtuvo de un psiquiatra, amigo nuestro, cuando empezamos a frecuentar su consulta.

 

              Noches en blanco durante meses acabaron con ella. Ni yo ni los niños, nada parecía importarle ya. Apenas hablaba. Todos temíamos que llegase el momento de preparar su funeral.   

 

              La sentencia precipitó los acontecimientos. Seis inmerecidos años. Sus superiores habían podido librarse descargando su responsabilidad en pruebas falsas que la inculpaban: contratos preparados para que todos los celos de la Conselleria hiciesen diana en ella.

 

              Era más de lo que un ser humano sensible y tan perfeccionista como María podía soportar.

 

              Los chicos han intentado superarlo a su manera. Rara vez se enciende el televisor en casa. Será difícil borrar los malos recuerdos pero la vida sigue a pesar del vacío que crean estos escándalos… Y el sistema continúa, sin enmienda posible, sin llegar a descubrir nunca la verdad, que parece llevarse el viento… Y vuelve la calma que sigue a la tempestad una y otra vez como las agujas del reloj, que marcan siempre las horas describiendo el paso inexorable del tiempo y la huella de éste en nuestras vidas.

 

              Sólo si pudiese borrar este día de mi calendario, podría ser como el ave fénix que renace de sus cenizas.

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