«Fundación Burke»:
Posted on noviembre 15th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Desde hace años, el ordenamiento jurídico, consciente de que las personas no podemos lograr por nosotros mismos los objetivos que, a veces, nos proponemos, habilita mecanismos que facilitan que un grupo de personas se unan con un fin común o que se destine un patrimonio a dicho fin. Son las asociaciones y las fundaciones.
Sus objetivos pueden ser de lo más diverso: desde asociaciones deportivas, lúdicas, culturales, de interés sanitario… Las fundaciones también pueden constituirse con distintos objetos, que deben ser, siempre, de interés general. He aquí uno de los «famosos» conceptos jurídicos indeterminados que nos ofrece nuestra legislación para determinar qué sea el interés general. En fin, que cada uno lo decida.
La tradición asociativa es típica de los países anglosajones. De entrada, no casa muy bien con el individualismo latino y, sin embargo, vistas sus ventajas proliferan cada vez más en todos los ámbitos. La Fundación Burke, que descubrí por casualidad, tiene un objetivo muy concreto: difundir el origen cristiano de nuestra cultura. Este fin puede parecer, tal vez, poco popular visto el creciente movimiento social que aboga por prescindir de la religión en nuestra vida.
Consecuencia de esta tendencia fue el debate que se planteó, en su momento, acerca de si incluir las raíces cristianas de Europa en la Constitución Europea. No fue ésta, lógicamente, la causa de su fracaso pero sí un ejemplo de esta especie de división entre la sociedad y la religión. Es cierto que en los últimos años ha habido un interés manifiesto por filosofías orientales: el budismo, por ejemplo, tiene sus adeptos, algunos, personas desengañadas de la religión tradicional. Pero,lo cierto, guste o no a algunos, es que el Cristianismo está directamente vinculado a nuestra cultura desde sus orígenes. Pretender que la sabiduría que se transmitió, pongamos por caso, a través de los monasterios en la Edad Media no existió es realmente irónico.
Por ello, es elogiable que existan iniciativas como ésta, que tienen la función de hacer volver nuestra mirada hacia la tradición que nos precede y enriquecer nuestros conocimientos sobre la materia.
Para quienes no tengan tiempo o ganas de desplazarse a sus actividades en Madrid o Barcelona, siempre queda el recurso de internet a través del que se ofrece un catálogo de publicaciones dignas de lectura.