A través del espejo

En la primera celebración del EMAG (European Mensas Annual Gathering), recientemente en Köln, se invitó a hacer una presentación sobre “superdotados adultos y trabajo” a Frans Corten.

              Precisamente el trabajo fue el obstáculo que me impidió asistir y, sin embargo, como nuestra curiosidad suele ser insaciable, creo que podemos hacernos una idea de las líneas de su exposición partiendo de dos documentos que aparecen en su web (www.werkenwaarde.nl). Se trata de: “Gifted adults in work” y “Highly intelligent and gifted employees – key to innovation?”.

              El ultimo de estos documentos, elaborado conjuntamente con Noks Nauta y Sieuwke Ronner, se plantea si los superdotados realizan su trabajo mejor que otros y cuáles son los factores que permiten que esto sea así. En principio, señala como características específicas que no nos gusta trabajar bajo presión y que somos capaces de entrar en  discusiones con nuestros superiores. Sostienen estos autores, frente a tendencias negativas que consideran arraigadas, que sabemos ver los problemas como oportunidades, que somos capaces de resolver, y que podemos jugar un papel importante en la innovación.

              Entre las características que señalan: consideran que los estímulos que recibimos se procesan más rápido que en personas con un IQ medio, el pensamiento se combina con la imaginación y podemos asociar y procesar eficientemente un número elevado de datos. Asimismo, son puntos fuertes los siguientes: captamos los conceptos con agilidad, nos gusta resolver problemas, somos creativos, perfeccionistas y extremadamente sensibles a toda clase de estímulos.

              Entrando en el tema de la innovación, indican que un elevado IQ puede ser, al mismo tiempo, un factor que inhiba la creatividad, en cuyo caso, pueden aparecer problemas de adaptación. Así, en la medida que pensamos y reaccionamos más rápidamente, pueden producirse problemas de comunicación y diferencias de interpretación con nuestro entorno. Siempre que esto no ocurra, podremos desarrollar uno de nuestros mayores talentos: la creatividad.

              Sin embargo, en la medida en que muchos superdotados no se describen como tales o no saben que lo son, creen los autores que se pierde un enorme potencial para la innovación.

              Analizan también cuáles son las características que favorecen o perjudican a los superdotados. Así, es positiva la flexibilidad, que no exista una jerarquía muy estricta, que existan sólo procedimientos que sean útiles y que se considere importante el desarrollo y necesidades de los empleados.

              Asimismo, se consideran áreas adecuadas para superdotados la consultoría, actividades emprendedoras, arte y artesanía (profesiones creativas), especialistas – en el campo legal, de la medicina o tecnológico-, enseñanza, política, investigación, periodismo o actividades autónomas.

              También se estima que alrededor del 30% de los superdotados no trabajan en puestos adecuados a sus habilidades. Algunos saltan de un trabajo a otro convirtiéndose en aprendices de muchas cosas y maestros en ninguna y desperdiciando energía tratando de adaptarse a circunstancias desfavorables durante mucho tiempo. Así, si los superdotados no encuentran un lugar apropiado en la sociedad, apenas podrán desarrollar nada de su potencial. Algunos tienen empleo pero sufren “burn-out”. En este punto sería útil remitirse al primer documento que he citado, que parte de dos supuestos concretos de superdotados que sufrían problemas de salud precisamente por esta condición. La única solución según los autores, Frans Corten y Noks Nauta, reside en un cambio en las condiciones de trabajo o en las exigencias del mismo porque solamente cuando se recupera la motivación pueden los superdotados realizar un trabajo de calidad y resolver problemas complejos.

              En este documento se indican también una serie de características comunes a los superdotados –de sobra conocidas-, a saber: la rapidez de pensamiento, la alta sensibilidad, la introversión, la creatividad, la profundidad emocional, independencia, perfeccionismo, un estilo propio de aprendizaje y miedo al fracaso o a estar por debajo de las expectativas.      

              Por último, destaco un par de recomendaciones, de las que yo particularmente no cumplo la primera, que es evitar querer abarcar demasiadas actividades, además de intentar desarrollar una actividad acorde con la propia motivación e interés. Esta última parece más que evidente.

              De vuelta al documento sobre innovación, señalan los autores que es imprescindible dar una atención positiva al talento de los superdotados en el trabajo para que podamos realizar una contribución socialmente útil.

              Entra después en el análisis de problemas de comunicación, falta de consideración a las diferencias basadas en el status, empresas que no saben reconocer el potencial de los superdotados y la consiguiente dificultad de integrarse en el mercado laboral… lo que da lugar a problemas que ofrecen una imagen negativa de los superdotados y entramos, entonces, en un círculo vicioso que no voy a describir.

              Los autores acaban trasladando el problema a los departamentos de RRHH, que mayoritariamente al no saber reconocer a los superdotados, no pueden facilitar que encajen debidamente en una empresa y, así, impiden en muchos casos que el empleado pueda satisfacer la necesidad de desarrollar sus talentos y que la organización aproveche sus potenciales aportaciones.

              Como curiosidad, señalar una serie de recomendaciones de los autores, que son, entre otras: expresar opiniones aunque no sean compartidas sin anticipar el rechazo antes de que tenga lugar; ser pacientes con los demás; tener en cuenta que somos humanos y también podemos equivocarnos, así como enfadarnos pero en el lugar y en el momento oportunos y, por último, ser tolerantes con las rutinas porque, en el fondo, la sociedad funciona gracias a estas rutinas que tanto nos pueden incomodar.

              Según los autores, con este artículo, han pretendido mostrar el gran potencial de creatividad e innovación que podemos aportar los superdotados y que, a menudo, se pierde, así como las condiciones beneficiosas y perjudiciales para que dicho potencial cristalice. Ahora les tocaría a las empresas crear las estructuras adecuadas para que nuestro talento pudiese desarrollarse y, a su vez, contribuir a mejorar su productividad.