Los jóvenes en la Unión Europea:
Posted on diciembre 12th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Hace unos días, leía en una encuesta que los ciudadanos europeos cada vez
sienten más cercanas las instituciones europeas. Ante esta afirmación,
tenemos dos opciones: o nos creemos lo que nos dicen u optamos por una sana
duda.
En lo que a la juventud se refiere, la Comisión Europea, en el año 2001,
publicó el Libro Blanco: «Un nuevo impulso para la juventud europea».
Recientemente, se ha emitido un Dictamen del Comité de las Regiones,
«Participacion e información de los jóvenes: seguimiento del Libro Blanco
…», que pasa por ser una declaración de principios, de buenas intenciones
en lo que se refiere a ofrecer una mejor educacion, formación, movilidad e
inserción en el mundo laboral, al tiempo que reconoce la existencia de una
problemática específica: el desempleo, la incorporación tardía al mundo
laboral, la precariedad, las dificultades para el acceso a la vivienda y las
consiguientes dificultades para independizarse, la insuficiencia de medios
idóneos para adquirir competencias adecuadas, la pobreza, el abandono
prematuro de los estudios y la exclusión social…, que ofrecen, en
conjunto, una aciaga perspectiva de vida, que, en muchos casos, convierte en
utopía, entre otros, el derecho a casarse y crear una familia o el derecho a
conciliar la vida familiar y la vida profesional.
Desde la perspectiva de quien ha dejado atrás el desempleo, la incorporación
tardía al mundo laboral y la precariedad y se ha resignado a no
independizarse, por muchas disposiciones que vengan de la Unión Europea,
-recordemos, un Dictamen no obliga al destinatario a nada-, dudo que esta
compleja problemática se resuelva y, como ha dicho recientemente, con
preocupación, algún autor, la actual situación de muchos jóvenes va a
provocar, dada la mayor esperanza de vida, el surgimiento de una generación
de ancianos pobres, no en el sentido tradicional de la palabra, sino porque
el camino vital que se habrán encontrado no habrá sido precisamente el mismo
de sus antecesores, con una vida mucho más fácil, cómoda y desahogada.
El Dictamen acaba con una simple recomendación: la igualdad de
oportunidades, atendiendo especialmente a quienes residen en territorios
insulares o en el mundo rural. Una utopía pero queda bonito cuando se lee.
Todo vale para que los ciudadanos sintamos más cerca la Unión Europea.