Tantos ojos, tantas visiones:
Posted on diciembre 28th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Hace unos días visité una exposición que hacía tiempo que tenía ganas de ver. Era sobre la obra de Fragonard. Por si alguno tiene interés, estará abierta durante unos meses en Caixaforum. La razón principal de mi interés era lógicamente ver «El columpio», ejemplo típico de la Francia rococó y del peculiar estilo del autor que reflejaba escenas amables muy del gusto de la época para unos y objeto de crítica para otros.
Para mi sorpresa, «El columpio» no estaba y en su lugar había una obra contemporánea de dudoso buen gusto, desde mi punto de vista. Se trata de una interpretación muy personal de un autor africano que trata de criticar el ambiente burgués que reflejaba Fragonard. En esta «obra de arte» se puede ver a una señora de color, decapitada, columpiándose. Sus ropas, lejos de ser las propias del romanticismo de la época del pintor, son telas africanas con el logotipo de Chanel en una evidente crítica al lujo consumista de nuestros días.
Aparte del mal gusto que supone acabar la visita con esta imagen, queda, claro, el mensaje que sí puede tener su moraleja. Lógicamente, es una visión muy personal de un cuadro, que ha sido objeto de críticas por algunos al considerar a su autor un pintor de segunda fila. Además, queda la impresión de comprobar lo diferentes que pueden llegar a ser las lecturas que cada uno hace de una misma cosa, sea una pintura sea cualquier objeto de nuestra realidad cotidiana.
La crítica a la globalización a que se alude en esta «obra» puede ser más o menos consistente pero lo cierto es que la creatividad de su autor queda evidenciada aunque no sea de dudosa calidad artística. Esto da mucho que pensar sobre las diversas interpretaciones que podemos realizar al ver una única cosa, e incluso, como una sola persona puede, en diversas ocasiones, tener una u otra impresión al ver lo mismo. Esto es aplicable a todo, desde el arte hasta la opinión que podemos tener sobre alguien. No deja de ser sorprendente lo fluctuante del pensar humano.
En el fondo, es de suponer que todo será de un color u otro en función de los ojos con que lo miremos. Tener o no prejuicios sobre algo o sobre alguien es algo muy personal que nos forzará a pensar de un modo u otro, tengamos o no razones para ello.