Pasó Navidad, feliz para todos espero. Este año el concert de Sant Esteve ha sido muy especial, al menos así lo siento yo y lo dejo aquí para no olvidarlo nunca:
Ahora, a esperar qué nos ofrece Riccardo Muti desde el Musikverein ;-).
¡Feliz Navidad! y primero Nochebuena y sumanos y seguimos. Entre estudios de ética, fundamentos psicosociales del comportamiento y motivación y emoción y mediación y conflicto… pero es Navidad. Fechas tranquilas para pasar en casa y descansar de la rutina. Este año ha estado lleno de emociones pero no voy a hacer balance. ¿Por qué? la vida sigue y, de momento, sigue bien. Con ilusiones, decepciones… un poco de todo. Este año ha renacido mi interés en la política cuando pensaba que ya nunca iba a importarme lo más mínimo. Curiosas sorpresas tiene la vida… Tampoco voy a extenderme mucho. Seguiremos desafortunadamente con Rey. ¡Qué le vamos a hacer! Espero que esto no sea el principio del fin de la monarquía en España porque tampoco es lo que le deseo pero habría estado bien vivir en una República independiente de Cataluña. Dudo que lo vea, de todos modos. Y no por falta de optimismo sino porque hay que saber leer las oportunidades perdidas y me temo que acaban de perder una por haberse precipitado, tal vez o Dios sabe porqué. Ahora parece que no tocaba… eso ya me lo sé de otras ocasiones. Y mientras, la vida continúa con más o menos sueño, con más o menos nervios. Los años se cumplen y pasan y cada vez más rápido y más consciente que hay que disfrutar de lo que la vida nos pone delante. Este verano ha tocado USA. Una gran experiencia; me encantó. Ahora entiendo porqué a los americanos nuestra vieja Europa les parece pequeña. Y mis revisiones siguen ahí; de momento bien de lo que tengo que estar más que contenta. A todos, qué estas fiestas y el año nuevo os traiga salud, dinero y amor. Besazos y hasta que nos volvamos a encontrar en 2018.
Últimamente duermo raro. El procés me ha alterado. Está claro. En todos los sentidos. Y me ha indignado por muchos motivos. En octubre olvidé un concierto de Jordi Savall :-(. En noviembre, Romeo y Julieta en el Liceu. En fin, por suerte hasta que pasen los exámenes no tengo más conciertos y de momento no voy a olvidar más. Pero no es esto lo peor. Yo que nunca he tenido ningún tipo de sensibilidad nacionalista, he sentido como ésta nacía, simplemente por empatía ya que mi voto en Cataluña cuenta 0. El primer motivo ha sido renacer el estrés postraumático de mi desafortunado paso por la política. Es evidente que no me ha sorprendido la reacción del estado. Es de lo más normal para el autoritarismo: aquí se hace lo que digo yo porque lo digo yo y si tengo que montar un procedimiento penal para humillar y tengo que cargarme los debates constitucionales para dotar al 155 del contenido que me conviene, lo hago. Marca España. En un país donde lo que más destaca es la envidia y los celos, ¿alguien podría pensar que se alegrasen de la iniciativa de Cataluña por constituirse como estado independiente y poder decidir solos su futuro? Es evidente que no. Si estamos condenados a vivir en la más absoluta mediocridad, no queda más que asumirlo. En un país donde un economista gana 750€ por un contrato a tiempo completo, ¿quién puede tener interés por hacer atractivo a quienes se han ido volver? Cataluña siempre ha sido diferente. Lo percibí nada más llegar hace ya muchos años. Aquí la gente es trabajadora y muy alejada de la siesta, la paella, el flamenco y todos esos tópicos tan españoles. Barcelona vibra de una forma diferente. Mi idealismo casa más con un país que fomente la excelencia, que tenga la capacidad para decidir si invierte más en I+D+I… y así en todo. Un país que no tenga que mantener a un rey y pueda dedicar ese dinero a invertirlo en sus ciudadanos. Pero eso es una utopía. Nadie lo va a permitir. Es más fácil humillar. Lo compararía con Japón. Ha sido mejor sumir a la pobre emperatriz en la más profunda depresión por no haber dado un hijo varón que cambiar la ley y permitir que una mujer sea emperatriz. Es el poder de la tradición. Cataluña siempre ha ido un paso por delante. Aún recuerdo cuando el que debía ser mi suegro me explicaba cómo habían tenido que ir desde el ICS a crear el sistema de salud de su comunidad autónoma y el hombre se sorprendía de cómo podían ser tan torpes. Por algún motivo, algún día decidió irse a estudiar fuera y ya no volvió. En fin, que las utopías seguirán siendo utopías ahora y en 300 años y muchos seguirán soñando y los otros, machacando con el beneplácito de una Europa en la que cada vez creo menos visto lo visto: los intereses económicos priman y las personas, por muy voluntariosas que sean, son contingentes. Aún va a resultar que el BREXIT no es tan mala cosa. ¿Cómo podríamos aspirar aquí a tener un referéndum como hizo Reino Unido con Escocia? Eso queda para países democráticos y en eso los anglosajones tienen algo de ventaja y seguro que seguirán disfrutándola por muchos y muchos años. ¡Feliz domingo!