A través del espejo

Aunque nada tenga que ver con las vacaciones, os explico que en la última fiesta de antiguos alumnos de mi universidad, Xavier Sala Martín, con quien lo único que comparto es que también era ex-alumno de la misma universidad y ex-becario de La Caixa, después de divertirnos contando los muchos beneficios y algunos males de la globalización,
llegó a la conclusión que en este país, a pesar de las muchas injusticias que existen -precariedad laboral, discriminación femenina…-apenas sabemos protestar por nada, salvo que hablemos de fútbol, claro.

Estos días, sin embargo, hemos tenido un ejemplo de que no siempre es así. Aunque estemos muchos de vacaciones, o precisamente porque muchos están de vacaciones, los empleados de Iberia en el aeropuerto del Prat aprovecharon para hacerse escuchar creando un caos que sorprendió, o no, a quienes empezaban o ponían fin a sus días de descanso. Lo extraño no es que un colectivo se mueva para defender sus derechos.

Lo que sí es más o menos criticable es que, existiendo un medio legal de protesta, tenga que causarse tanto revuelo por culpa de una estrategia política que más tarde o más temprano acabaremos averiguando y que lleva a Iberia a alejarse del aeropuerto del Prat. Crear una compañía de bajo coste no es una novedad.

Tiempo tendremos para comprobar si esta idea sirve para mejorar la mala imagen de la compañía o, al contrario, para empeorarla todavía más.

Tiempo habrá también para ver si perjudica, o no, a sus empleados: medios para impedirlo no les faltan.

Por si no son éstos suficientes males para la aviación, y más en período de vacaciones, no olvidemos que los terroristas, sean quienes sean y cualquiera que sea la excusa, han encontrado en la navegación

aérea un medio para intentar eliminar al mayor número de personas posible. Sea Irak o el Líbano el motivo, lo cierto es que hay quien desperdicia su inteligencia en aras del mal en lugar de invertirla en mejorar el mundo aunque suene utópico. Así pues, tendremos que conformarnos con el que conocemos con sus muchos defectos y pocas virtudes. Si fuese mejor, o no sería el nuestro o ya no serían humanos quienes viviesen aquí, empeñados como estamos en demostrar quien puede ser más aguafiestas, incluso durante nuestras vacaciones.