A través del espejo

No es lo mismo despertarse con una larga jornada de paseos y buena compañía por delante que pensar en un largo día de aeropuertos y vuelos.

En fin, como todo lo que empieza tiene un final, hoy toca volver a casa. Después de un largo desayuno en buena compañía, toca ir a despedirse de los mensistas con quienes estos días hemos compartido excursiones, conferencias, visitas culturales… en fin, empiezan ahora esos días en que te preguntas qué tendrá el mundo que te impide disfrutar cotidianamente de tan buena compañía.

Sea como sea, hoy es un día de sorpresas y no todas agradables. Es 1 de agosto, sinónimo de colapso en los aeropuertos por culpa, claro, de los controladores. Al final, salimos a las 20.30 de la tarde y no a las 14.30, como estaba previsto. Por suerte, también mi vuelo a Ibiza está retrasado y llego, al fin, a las 2.15 de la madrugada.

Como siempre, está Manel. ¿Qué tendrá que siempre está en el lugar oportuno y en el momento adecuado cuando lo necesitas? En fin, suerte que a las personas no las queremos sólo porque las necesitamos sino simplemente porque se hacen querer.