A través del espejo

En primer lugar, Feliz Navidad a todo el mundo. Esta es una Navidad rara, con una gran ausencia, una especie de vacío que nada ni nadie llena. En fin, hay que aprender a vivir con una sillita vacía. Por otra parte, es una Navidad rara por múltiples motivos: la isla aparece cubierta de niebla desde hace, por lo menos, un par de días, supliendo la ausencia de nieve; esto sí es sustituible. Una persona no. Deberían ser fechas para gozar, desearse cosas buenas y bonitas pero, a veces, estos deseos positivos se ven empañados por pequeñas decepciones: personas que no son lo que parecen ser, valores como la honradez o la honestidad, que brillan por su ausencia… en fin, supongo que algo tendrá que ver con esta especie de crisis global, que empieza por la moralidad y acaba en los bolsillos de tantos y tantos, sin que ninguno nos podamos creer, de entrada, libres… De todos modos, ayer leía una entrevista en La Contra de La Vanguardia a Luís Rojas Marcos, que explicaba que las personas tenemos alguna especie de mecanismo genético, que nos permite ver lo bueno entre lo malo y así ser felices, a veces, con poco y siempre con menos de lo que nos gustaría ser o tener. Viva la genética en este sentido! Y Felices Fiestas y qué Dios nos dé un buen y bonito 2013.