A través del espejo

Vamos a hablar hoy de un músico insigne, Johannes brahms, puente entre el romanticismo (Beethoven, Schubert, Chopin, Weber, Mendelssohn, Schumann) y los compositores barrocos y clásicos. Contemporáneo de Richard Wagner y de Giuseppe Verdi.

Brahms nació en Hamburgo, en 1833, donde se vio rodeado por un ambiente musical desde la infancia. De hecho, su padre era músico. Empezó a estudiar piano bien temprano, a los 7 años.

A los 10 años dio su primer concierto, que fue un éxito. Había nacido otro pequeño genio.

A los 20 años compuso su sonata para piano en fa menor, opus 5, archiconocida.

Posteriormente, inició una profunda amistad con Robert Schumann.

En 1859 fue nombrado director de una sociedad coral en Detmold y pianista de la corte y maestro de la familia real.

En 1862 fijó su residencia en Viena donde fue director del Conservatorio y de la Asociación Amigos de la música.

Compuso cuatro sinfonías, conciertos para solistas con orquestas, producciones de cámara y también contribuyó al lied. Y no nos olvidemos de la música popular, como sus Danzas húngaras, de las que estamos escuchando la 4ª y la 5ª, además de variaciones sobre temas de Haendel y de Paganini, en el campo pianístico o en el terreno orquestal, con sus oberturas Académica y Trágica o las Variaciones sobre un tema de Haydn.
 
Falleció en 1897.