A través del espejo

Oportunamente, este año, mis Reyes Magos me trajeron un libro, que hacía tiempo tenía ganas de leer, pero no siempre se tiene tiempo suficiente. Es «La democracia en América», de Tocqueville.
 
Para el que no lo haya leído, son algo más de mil páginas en dos volúmenes que parten de una descripción de la realidad social y política que se encontró el autor en la Norteamérica de la primera mitad del S. XIX, repasando la estructura del poder ejecutivo, legislativo y judicial, la libertad de prensa, el asociacionismo, la figura del jurado, la descentralización…
 
En el primer volumen, entre otros, se analizan los motivos que justifican la escasa diferencia entre los dos grandes partidos – más libertad o más federalismo- y, en relación al límite de ocho años que se fija al mandato del presidente, se indica que ello trata de evitar que se desvirtúe la función que éste tiene como mero ejecutor de los intereses de la ciudadanía. Puede que ello esté detrás de la actual situación en el partido demócrata. Así, mientras entre los republicanos parece claro quién será el próximo candidato, no ocurre lo mismo debido al duelo entre Hillary Clinton y Barack Obama. La experiencia que pueda tener la primera, que seguramente sería un argumento válido entre los europeos, no parece tener un efecto tan positivo al otro lado del Atlántico. El suspense se mantendrá aún un tiempo.
 
En el segundo volumen, se recogen unas reflexiones del autor sobre temas como la religiosidad, la filosofía, las tendencias literarias de la época, costumbres…
 
Lo sorprendente, tanto en un caso como en otro, es que estas reflexiones gozan de actualidad aún hoy. Es encomiable, pues, la capacidad de descripción y análisis de este autor que sabe reflejar los sentimientos de una sociedad de tal modo que no parece escrita esta obra hace casi doscientos años.
 
Afortunadamente, las personas no dejamos de sorprendernos unas a otras.