A través del espejo

Después de tanto tiempo, hoy he pensado que estaría bien pasar por aquí.
Aquí sigue la pandemia dejando nuestras vidas en stand-by o al menos la mía.
Han pasado tantas cosas en este año y al mismo tiempo tan pocas.
Externamente nada más y nada menos que un cambio de ubicación, retorno a las raíces; después de tantos cambios, uno más.
En breve tiempo, ¿quién sabe si también un cambio laboral? En fin, la vida es rara y cada cual es protagonista y espectador de la suya propia, así que a lo mejor la siente como más rara que las demás.
Internamente, también han cambiado muchas cosas. Después de una época tan extraña creo que los valores también experimentan cambios. Menos superficialidad y más esencialidad.
Si todo va según lo previsto, el año próximo voy a poder decir que soy psicóloga. En mi vida lo habría pensado. De hecho, fue una de las primeras carreras que descarté cuando era adolescente. Me parecía que tenía poco contenido. Con el tiempo ves que no es así pero también es cierto que la sigo viendo como una carrera instrumental, es decir, para enriquecer otras. Veremos qué me depara el futuro.
Aprovechando el tiempo extra que me deja el teletrabajo, pensé que era buen momento para comprobar si me gustan tanto los RRHH como venía pensando últimamente y parece que sí, que es francamente interesante aunque, claro, el tiempo es el que es y también hay que buscar tiempo para seguir cultivando los hobbies en la medida de las posibilidades de la vida cibernética que esta pandemia nos está dejando.
Lo bueno: los conciertos en vivo y en directo pero desde el sofá. He recuperado el piano; madre mía, después de tantos años… ¡qué gusto! Lo malo: se acabaron los viajes por un buen tiempo; adiós a mis vacaciones en buena compañía…
Y de momento la salud sigue aguantando y esperemos que por mucho tiempo se mantenga el virus lejos, bien lejos de nosotras y de nuestros lares. ¡Feliz verano!