A través del espejo

Qué rara es la vida, a veces, ¿no? yo intentando mantener vivo mi blog a diario y qué no, que no lo logro… Por eso también ocurre que cuando me propongo escribir, me dejo varias cosas en el tintero que al cabo de un rato ya no recuerdo. Estos últimos días han sido días de sorpesas. Empecemos por el puente, necesario paréntesis en la rutina cotidiana. Destino: Galicia, pasando por Madrid. Caprichos de Iberia, tocó pasar el día en Madrid lo que dio pie a varias cosas: en primer lugar, visitas agradables, comida excelente y paseo por Caixaforum donde, oh, un rótulo me recuerda que no he llegado a leer «El libro del té». Como esto tiene fácil solución, sólo falta llegar a Galicia, bajo una lluvia muy lugareña – nada que envidiar al drizzle inglés-. Galicia es siempre un placer y Santiago me encanta; cómo Viena? posiblemente pero al revés; en Viena busco música; en Santiago, piedras, verdes, gotas… Por fin, encontré mi «hotel», es decir, la fórmula perfecta para mi alojamiento, como en Andorra pero en la otra punta aunque igual de acogedor y lujoso. En fin, la lástima es que pasa rápido y me quedo sin el libro que andaba buscando pero me lo mandarán. La compañía, a conjunto, claro, lo mejor de lo mejor. Lástima que esté lejos… en fin, por suerte, se puede repetir. Vuelta a casa; todos los Santos pasó y conseguí alejarme; no quería la rutina anual. Algo ha cambiado y no para bien y aunque el año pasado fue el primero, me niego a convertirlo en una triste melancolía. Hay muchas formas de expresar recuerdo y respeto y no sólo consiste en repetir tras repetir. ¿Por qué no se puede ser original? En fin, de vuelta a la rutina, no todo es malo… por algún motivo, el efecto variar tiene una duración aunque limitada para suficiente para desconectar. Ah, y casi me olvidaba; cada vez que voy a Galicia descubro alguna lectura especial; esta vez fue Coral Glynn… original, inesperado, recomendable… ¡Hasta la próxima!