Líderes: ¿nacen o se hacen?
Posted on noviembre 5th, 2008 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Hace tiempo que oímos hablar del «coaching», entre otras cosas, como un método para aprender habilidades directivas. Sin embargo, en principio, este término puede plantear dudas no sólo acerca de su concepto -más amplio de lo que podemos creer si no sabemos de qué estamos hablando- sino que también nos lleva a pensar si realmente un líder nace como tal o su habilidad es sobrevenida por aprendizaje, experiencia…
En ocasiones, para aprender es necesario hacer de «conejito de indias» y así, he descubierto que el «coaching» no sólo sirve para forjar líderes sino que es útil para que cada persona pueda desarrollarse, no sólo profesional sino también personalmente, con el objetivo de aprovechar al máximo su potencial.
Como «a caballo regalado no hay que mirarle el diente», y alguien me ofreció participar en un estudio sobre «coaching», bienvenido sea lo que se pueda obtener a cambio de nada. Así, descubro que me acabo de convertir, durante un ratito, en un «coachee» para que mi «coach» pueda practicar, deduciendo a partir de las respuestas que doy a sus preguntas, qué consejos puede ofrecerme para desarrollar unas habilidades -¿innatas?- que supuestamente van a mejorar mi grado de felicidad, productividad… eliminando actividades de mi vida, que no me reportan ningún placer especial ni ninguna recompensa de tipo profesional ni afectivo, a cambio de incorporar otras, que puedo realizar fácilmente y sin ningún tipo de esfuerzo adicional. Éstas son, resumidas, las conclusiones que extraigo de lo que ha sido una meditada sesión de «coaching».
Todo ello me lleva a pensar si realmente este método, que no es único sino que tiene distintas variedades, servirá para que las condiciones innatas de liderazgo, que, a menudo, brillan por su ausencia, puedan salir a la luz, o, al contrario, permite aprender, a quien no tiene habilidad «natural» alguna, a tener las condiciones idóneas para ser un brillante político, empresario, director de orquesta o una magnífica organizadora de las tareas domésticas.
No se trata sólo de mandar sino de saber hacerlo. Y, sin ánimo de ofender a los muchos «coachs», que están tan de moda, sigo pensando que los líderes nacen, no se hacen.