Acerca de la cultura:
Posted on febrero 23rd, 2008 by henriettaPosted in Un poco de todo | No Comments »
Publica hoy Remei Margarit en La Vanguardia:
«La cultura, esa palabra que data del siglo XVI y que, según el Diccionario Etimológico de Joan Corominas, proviene de la palabra culto, acción de cultivar o practicar algo, también acepta derivaciones como cuidar, practicar, honrar. En otras palabras, cultura tiene que ver con cultivar las circunstancias del vivir. Con uno mismo y con los otros. De manera que cultura llega a ser sinónimo de paz y el antídoto contra la guerra. A la inversa, se puede afirmar que la guerra, además de destruir a las personas, destruye las culturas expresamente…
La guerra está contra la cultura directamente. Los destrozos de las bibliotecas y museos no son casuales, son expresos, forman parte del belicismo. El ser humano es un ser cultural, los modos y maneras en que encara su realidad se transforman en enseres, arquitecturas, ritos que forman el acervo de una cultura específica. Las maneras de hablar, de expresarse, surgen de unos valores latentes que cada comunidad crea para entenderse.
No es cierto que las costumbres incluyan la violencia contra las personas, eso es una falacia que interesa propagar a unso cuantos que se erigen en poderosos… La violencia es el fracaso de la expresión humana en el más amplio sentido de la palabra. El ser humano es un ser social que para su expresión genuina necesita de los demás, del intercambio de las diferencias que cada cual aporta en su percepción de la realidad. Cultura es un puente pacífico entre una persona y otra, y entre ellas y su entorno. La violencia, sea cual sea su forma, combate a la cultura, porque prefiere el odio al entendimiento.
Hay que decir que la cultura también huye de la confrontación interesada. Las palabras, que son el engranaje con el que nos expresamos, pueden pervertirse y adquirir un significado distinto al entendimiento y la razón, es decir, se pueden utilizar para provocar, para exaltar, para encender los ánimos de las gentes, y entonces, el lenguaje pierde la función por la que fue creado, el entendimiento, y se convierte en dardo envenenado para conseguir lo que no se halla sujeto a la razón».