¡Basta ya!:
Posted on noviembre 3rd, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
El día a día nos tiene acostumbrados a una cierta «dosis» de violencia a la que nos estamos habituando de manera que llega un momento en el que casi somos indiferentes a las variadas muestras del comportamiento humano más agresivo. Desde la violencia contra los menores -¿qué culpa tiene una persona de nacer en el seno de una familia donde va a recibir golpes en lugar de caricias?. Claro que estos malos tratos no ocurren sólo en el hogar. La escuela también es un buen lugar para que los niños se «diviertan» insultando y golpeando a sus compañeros.
De este tipo de comportamientos van a surgir adultos maltratadores para quienes la violencia será una manera más de mostrarse en el mundo como «seres humanos». Así, la violencia se repite en lugares de trabajo, estadios de fútbol, contra la pareja o, incluso, contra los mayores. Éste será un problema que, incipiente ahora, acabará siendo más preocupante a medida que la población envejezca. Tiempo habrá para preocuparse por estos temas.
Sin embargo, en estos días, en que hemos vivido un nuevo aniversario de la muerte de Miguel Ángel Blanco, hay que dirigir la mirada hacia otro tipo de violencia que algunos, incluso, justifican. ¿De qué han servido todas las muertes que se han producido a manos de ETA o de cualquiera de los grupos terroristas que, por las más diversas ideologías, hacen del asesinato un modo de vida? Si sólo alguna de estas víctimas hubiese servido de algo… pero no es así. Llegue o no un día la paz, sea mérito de un grupo político u otro que esto pueda ocurrir ¿qué justificación daremos a las personas que han perdido su vida por una causa que para muchos es estéril?. Y digo muchos porque no todos piensan del mismo modo.
Reconozco que entre mis habilidades está la de encontrarme a personas que van a desafiar mi manera de pensar por razones múltiples que, por otra parte, nunca sirven para que cambie de opinión ya que sigo sin encontrar fundamento a sus argumentaciones. En esta ocasión, he escuchado a alguien entender como legítimo defender las opiniones políticas propias por cualquier medio, incluida la violencia. Vivir para ver. A mí, que no me gusta discutir bajo ninguna circunstancia, me ha tocado, más de una vez, callarme la boca sabedora de que ningún argumento servirá para que quien opina de este modo cambie pero, al mismo tiempo, queda siempre una pregunta para alguien que ha vivido siempre en democracia: ¿qué educación ha recibido quien puede justificar la muerte humana en aras de una ideología?.