CHICO PRATS
Posted on noviembre 8th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
En Oriente dicen que cada persona elige el mejor momento para morir. Por
esto, suele haber más defunciones después de los cumpleaños o de las
vacaciones de Navidades, cuando acabamos de comenzar un año nuevo. Esta
vez se despide un gran artista: familiar, persona entrañable, de
extraordinaria sensibilidad, pintor genial y trabajador incansable.
José M. Chico Prats nació en una época en que vivir del arte no era
precisamente fácil. Nunca lo ha sido; ni siquiera hoy en que sobra dinero
para la cultura y para muchísimas otras necesidades no sólo materiales
sino también espirituales. Ser artista en una España en guerra, y aun después,
podría no parecer la mejor de las opciones y, sin embargo, el talento, más
tarde o más temprano, da su fruto y quien realmente lo merece se ve
reconocido lo que permite irse de este mundo habiendo disfrutado cada día
de lo que quieres y sabes hacer, incluso sin haber sido «profeta en su
tierra», Barcelona.
En nuestra memoria quedarán, principalmente, pinturas inconfundibles, de
una Ibiza rural, de sus festejos, de sus paisajes que transmiten una
luminosidad y un colorido únicos. Yo recuerdo haberme identificado con sus figuras, sintiéndome dentro de sus imágenes en muchas ocasiones, como participando de lo que representan. También recuerdo haber pasado tiempo en su estudio, inmóvil, contemplando alguna de sus obras, en silencio, pero lo que
realmente me impresionó siempre fue su dedicación: ¿qué significado tenían
las vacaciones? pintar. Esto sólo le ocurre a quien vive por y para ser
artista. Tiempo siempre tuvo para la familia y para otras aficiones, para
una agradable conversación…
Para quienes disfrutamos con la pintura, resulta fácil olvidarse de todo y
sólo mirar lo que tienes ante ti sabiendo que esto te recordará, toda la
vida, a la persona que hizo posible que estés disfrutando de una obra de
arte porque sí, el arte es hermoso, pero hay que tener siempre presente
que sin pintor no hay pintura y lo que más valoramos es a la persona que ha
sabido transmitir su sensibilidad en una tela.
Espero que haya quien tenga el suficiente juicio para dedicarle, al menos,
el nombre de una calle en esta isla que tanto quiso y cuyo espíritu tan
bien supo captar durante su dilatada carrera. Te recordaremos siempre.