A través del espejo

Albaigés dixit: “la inteligencia sirve para adaptarse a las circunstancias”. Será que Dios los hace y ellos se juntan y yo realmente necesitaba mucho escuchar ese consejo ya que tengo que aplicarlo a menudo. Esta semana sin ir más lejos. Ayer se apagó la velita que había encendido al sr. Albaigés y se extinguí completamente; no quedó nada. Es la primera vez que me ocurre de hecho.
Me sigue doliendo algo la espalda, la cabeza, un oído pero menos, gracias al gelocatil. Bendito invento. El ibuprofeno y yo no nos llevamos nada bien; sólo sirve para espachurrarme el estómago.
Lo más divertido ha sido la despedida de la cuidadora de mi abuela. Sin más, ayer me dice que se va y que se va ya. He conseguido que se vaya el martes, que empieza el nuevo mes. No deja de provocarme sorpresa que la gente pueda hacer las cosas así, alegremente como si nada. Yo es que tengo el defecto de cogerle cariño a algunas personas, qué le voy a hacer!!! Lo cierto es que no ha sido traumático porque al poco rato ya tenía dos candidatas y aunque nada esté cerrado del todo hasta que esté el contrato firmado y la chica en su casa, espero que pase sin más retrasos ni sorpresas… De todos modos, a mí estas cosas me dejan estupefacta. Yo no lo haría así pero en fin… para gustos, colores. Ya me estoy acostumbrando a este tipo de personas, la que no “roba” por un lado, lo hace por otro pero siempre consiguen engañarte en algo. Lástima .
Y, por último, ahí sigue mi madre peleándose con su medicación para la tensión. Yo, que la tengo a menudo por los suelos, encuentro sorprendente que sea tan complicado controlarla pero veo que sí, que lo es… imagino que llegar a la tercera edad implica este tipo de cosas. Los 65 parecen ser una barrera que el cuerpo realmente reconoce como tal. Esperemos salir exitosas de este reto.
Todo en conjunto es otra mini-crisis existencial, personal, familiar… todo en conjunto y la vida parece componerse de muchas mini-crisis y otras más grandes. Y, como decía el sr. Albaigés, yo ando por ahí intentando adaptarme a las circunstancias, no sintiéndome más o menos inteligente, sino sintiendo que la vida es un reto tras otro o un montón a la vez. Depende del día.
Ah, y casi se me olvidaba: mi nuevo trabajo, perfecto en una época en que mi cabeza está más centrada en otras cosas varias… esperemos que dure el trabajo y que me pueda centrar de nuevo en equilibrar mis dos polos: personal y profesional porque cuando uno de ellos pesa más, el otro, sin querer, se resiente.
Feliz fin de semana, que auguro escrituril dado el mal tiempo que hace fuera! A ver qué nuevas historias salen para Henrietta, que ya tengo al menos dos dando vueltas desde anoche…