De la hipocresía:
Posted on noviembre 19th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Entre los defectos que podemos sufrir las personas, hay unos más llamativos que otros. Algunos pueden provocar episodios realmente grotescos, como la hipocresía.
Este año hemos asistido a la temporada más atípica de todas las que recuerdo en la Fórmula 1. En lugar de disfrutar del espectáculo que ofrece la competición, hemos tenido que aguantar el show mediático de unos pilotos más concentrados en sus egos que en la carrera. Tal vez esto habría quedado en una simple anécdota si el patrón de McLaren no se hubiese colocado a su altura y ayudado a representar una pantomima de lo más vergonzoso. Que conste que antes de empezar la temporada, habría puesto la mano en el fuego porque hubiese ganado Alonso. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las energías del cuerpo humano son limitadas y si en lugar de concentrarse en ganar, lo único interesante era estar pendiente de si al final de la carrera se saludaba más o menos efusivamente con Ron Dennis o si él y Hamilton se hablaban o no, ocurre lo que hemos visto. ¿Acaso no sabían los intereses que había en juego y creían que se limita todo a un culebrón de rabietas?
Después del episodio del viernes anterior a la carrera de Interlagos, el nivel de hipocresía era tal que sinceramente el espectáculo que ofrecieron los dos pilotos y, por extensión, toda la escudería era de lo más ridículo. No puedo decir que me alegre de que ganase Kimi Raikkonen o, tal vez, sí porque al final lo que prima es el buen hacer, la concentración y tener el suficiente equilibrio en los momentos de más presión, que fue lo que, en el fondo, demostró este piloto.
El año próximo volveré a preferir que gane Alonso pero seguiré pensando que su personalidad no está a la altura de lo buen piloto que es, cuando le dejan.
Sin embargo, no sólo la Fórmula 1 bebe de la hipocresía humana. Hace poco hemos leído sobre un ministro irlandés que confesó a una escritora que tomaba cocaína para evadirse de la hipocresía del mundo de la política.
Personalmente no creo que ni en un ámbito ni en otro haya más hipocresía de la que vemos en la vida diaria donde cada uno busca su propio interés simulando y disimulando lo que haga falta con tal de obtener algún provecho.