Del suicidio:
Posted on octubre 14th, 2008 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
En ocasiones, suceden hechos que nos dejan realmente impresionados, por bien o por mal.
Las buenas noticias nos dejan un sabor de boca dulzón mientras que los acontecimientos negativos, que nos pillan por sorpresa, nos provocan, en primer lugar, la negación de lo que ha ocurrido. «No puede ser», pensamos, de repente. Sin embargo, esta sensación de imposibilidad da paso a una aceptación, más o menos lenta, de un hecho que no podemos cambiar. Lo que ha ocurrido ya no se puede volver atrás. Por eso, es tan importante pensarlo todo dos veces, o tres, tantas como sean necesarias para convencernos de nuestra decisión. Y no hay que juzgarlo tampoco. Sería demasiado fácil y, por alguna razón, en la vida pocas cosas son fáciles. Los caminos difíciles no se eligen sino que, a menudo, nos escogen a nosotros.
Es posible que, en alguna ocasión, me haya referido a este tema. Si no me equivoco, comparando la distinta consideración que tiene el suicidio en nuestro mundo occidental y en culturas, como la japonesa, donde se ve como una salida «habitual» a los múltiples problemas que se nos pueden presentar en la vida.
No considero que sea un tema recurrente en mis pensamientos pero sí es cierto que cada vez que ocurre cerca me provoca la misma sensación de tristeza. Tanto mayor es este sentimiento cuanto menores han sido las posibilidades de descubrirlo antes de que ocurriese. Luego vienen aquellos recuerdos de «había prometido que haría esto y no lo hice», que son absolutamente inútiles pero que no podemos evitar, a menudo.
Como he dicho antes, sin embargo, a mí no me gusta que me juzguen y tampoco pretendo hacerlo con los actos o decisiones de los demás. No obstante, siempre queda la puerta abierta a ver otras opciones, otras posibilidades, que son evidentes para una mente «normal», y que, sin embargo, no se abren como un abanico ante quien ve la huída como la única «solución» a su sufrimiento.
Me pregunto si siempre encontraré una explicación para quien toma una decisión tan difícil.