A través del espejo :: Blog literario… y más

A través del espejo

Duermevela:

Posted on marzo 7th, 2010 by henrietta
Posted in General | No Comments »

              Alicia ya no podía más. Cada día era lo mismo: escuchar, repetir… hasta que ya desconectaba y empezaba a imaginar otro mundo de fantasías, cada día distinto. Era lo único que le permitía divertirse en clase.

 

              Alicia no era como las demás niñas. No necesitaba estudiar; todo parecía aprenderlo como por arte de magia. Sus amigos eran sus personajes de ficción: un oso juguetón, Charles, y su osita, Carla; una pareja de patos, que no podían cesar de mirarse a los ojos, Patito y Patita, compañeros todos silenciosos.

 

              Demasiado profunda para su edad, rara vez encontraba en sus compañeras de clase lo que realmente buscaba. Tan bonita, tan pequeñita y, al mismo tiempo, tan extraña.

 

              Alicia se sentía realmente diferente, no como un patito feo, no. Ella era feliz pero sabía que esperaba de los demás algo que no le podían dar. Su vida interior era más rica; sus sueños, lo que más la hacía disfrutar. Y en su mundo de sueños andaba cuando la profesora le llamó la atención.    

 

         Alicia, ¿me puedes repetir lo que acabo de decir?

 

              Repetir, repetir… parecía ser lo único que le sabían pedir. Alicia sabía que la señorita Adams no esperaba otra respuesta que no fuese “no”. También sabía qué venía después: la mandaría al pasillo donde podría seguir jugando en su mundo de fantasías.

 

              La señorita Adams parecía harta de su alumna y, sin embargo, estaba realmente fascinada. ¿Envidiosa? No, en absoluto pero no podía dejar de preguntarse qué tenía aquella chiquilla, que le permitía ser la mejor sin escuchar nada de lo que ella explicaba. ¿Por qué era tan popular? –se preguntaba- si rara vez se relacionaba con sus compañeras. No podía dejar de sentir una extraña sensación, ni buena ni mala, pero sabía que Alicia era mucho más feliz en su mundo, lejos de los demás.

 

              Para sorpresa de todos, esta vez Alicia contestó: ¿por qué los túneles se caen?

 

              La señorita Adams, que había estado explicando cómo se conjuga el verbo “to be”, no pareció sorprendida. Se limitó a preguntarle por la conjugación, que Alicia recitó impecablemente y volvió a decir: señorita, ¿por qué los túneles se caen?

 

              – Alicia, despierta. Es hora de ir al colegio. Vas a volver a llegar tarde y a la señorita Adams ya sabes que no le gusta que los niños lleguen tarde.

 

              La mamá de Alicia no sabía qué hacer con ella. Siempre ausente pero era tan feliz…  

 

Leave a Reply

Name

Mail (never published)

Website