Etimologías curiosas X:
Posted on agosto 1st, 2009 by henriettaPosted in Un poco de todo | No Comments »
SIMPOSIO: proviene del griego y significa festín. En la Grecia clásica, los filósofos que se reunían para discutir temas que preocupaban solían pasar largas horas en un recinto sin salir de él y por esa razón eran atendidos con alimentos y bebidas. Hoy se designa así una conferencia o reunión donde se examina y discute un determinado tema.
FOLKLORE: proviene del inglés folklore, compuesto de folk, gente, vulgo y lore, erudición, conjunto de hechos y creencias.
MAYONESA: su nombre proviene lógicamente de Mahón. Y su origen está en el siglo XVIII, cuando el mariscal francés Richelieu puso sitio a la ciudad y como en ese momento escaseaban los manjares uno de sus cocineros aderezó la carne con esta nueva salsa, que gustó mucho y se incorporó a la cocina francesa con el nombre de mayonnaise y de allí a otros países.
FANTASIA: deriva del latín phantasia (aparición, espectáculo, imagen).
CAPILLA: proviene del latín capella, derivado de cappa, capa. La palabra aparece por primera vez en lengua castellana en 1140. Su significado es capa pequeña y se refiere a la capa de San Martín de Tours, que el Santo compartió con un pobre, cortándola por la mitad.
EDIFICAR: proviene del latín aedificare, compuesto por aedes, casa, y facere, hacer.
MANóMETRO: es un vocablo compuesto de dos términos griegos manós, raro, poco denso, y metrón, medida.
Es un instrumento destinado a medir la tensión de los fluidos.
LIBRO: procede del latín liber. Antes de la imprenta, las obras eran copiadas a mano, principalmente por los monjes y se conservaban en los monasterios o en grandes bibliotecas. La imprenta favoreció intensamente la conservación y difusión de las obras. Hoy veremos si el libro electrónico llega o no a sustituir al libro tradicional.
Y como hoy es nuestro último día antes de empezar las vacaciones vamos a acabar con el curioso origen de algunas frases célebres:
“No te apures mucho, que tengo prisa”: esta frase nos recuerda que no siempre da buenos resultados hacer las cosas con demasiada rapidez. El emperador Augusto ya decía: “Apresúrate lentamente”. Así que la frase ya tiene algo de historia a sus espaldas.
“Cuando alguien grita mucho, no tiene razón”: el filósofo Guillermo Leibnitz se dio cuenta que un zapatero de Leyden asistía a los claustros de la universidad y seguía con atención los debates. Intrigado, le preguntó al zapatero si conocía suficiente latín como para entender aquellas controversias culturales y el hombre le contestó que no sabía nada de latín y sólo iba a ver cómo discutían. Leibnitz le preguntó cómo podía saber quién tiene razón a lo que él respondió que cuando oía que alguien gritaba mucho, en seguida sabía que no tenía razón.
“Dejen que se ocupen de mi perro”: Alcibíades fue un general ateniense que gobernó Grecia de forma cruel. Se cuenta que en cierta ocasión, compró un hermoso perro y apenas lo tuvo en su poder ordenó que le cortasen el rabo provocando comentarios y murmuraciones en el pueblo. Cuando algunos le interrogaban acerca de esa actitud, contestó: “Dejen que la gente se ocupe de mi perro. Mientras tratan de averiguar por qué cometí la barbaridad de cortarle el rabo, no averiguan otras barbaridades más grandes que yo hago”.
“Desconfiemos de los regalos del enemigo”: el refrán popular que advierte “Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía” puede tener un lejano parentesco con la frase atribuída a Laocoonte, sumo sacerdote de Apolo en Troya. Laocoonte desconfió de inmediato cuando se anunció el envío del gigantesco caballo de madera a la ciudad sitiada. Y no contaremos la historia pero sí nos acordaremos que los hechos le dieron la razón.
“La comedia ha terminado”: estas palabras se adjudican a César Octavio Augusto que, al sentir que iba a morir, pretendió deslumbrar a quienes le rodeaban pronunciando una frase ingeniosa. Después se ha plagiado mucho…
“La constancia puede más que la fuerza”: que la constancia es mejor que la fuerza lo han expresado muchos, como Séneca, Ovidio… aunque no todo el mundo prefiere ser constante en vez de fuerte pero en fin…
“Si me dicen que he fallecido, no me asombraría nada”: Juan Emilio Arrieta, autor de zarzuelas, tenía un gran sentido del humor y se cuenta que la noche antes de morir charlaba con varios amigos y cuando uno de ellos le preguntó cómo se encontraba dijo: “Muy mal, amigo. Tan mal me encuentro que si al amanecer me dicen que he fallecido no me asombraría nada” y al día siguiente falleció. Eso es tener sentido del humor.