Fuera de control:
Posted on noviembre 21st, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Si nos paramos a pensar, por un instante, cuántas cosas ocurren a nuestro alrededor sin que nosotros tengamos ningún tipo de control sobre ellas, podremos encontrar múltiples ejemplos. Entre éstos, pueden producirse averías que nos provoquen molestias de lo más variado lo que no pasa de ser una mera anécdota.
Sin embargo, en la medida en que no podemos ejercer un control absoluto sobre las cosas, tampoco podemos controlar a las personas. En este último supuesto, podemos plantearnos las dificultades que tienen algunos padres para educar a sus hijos. De ahí, la polémica sobre los límites de la educación que debe recibirse en el hogar y en el colegio. Es evidente que el conflicto puede generarse cuando los padres, por razones diversas, no ejercen la autoridad que, en principio, les correspondería y piensan que ya aprenderán los hijos en el colegio lo que está bien y lo que no y, al final, tampoco lo aprenden allí. A mí, no me parece que sea función de los docentes sustituir a los padres aunque algunos lo prefirieran. En fin, parece ser bastante extendida la opinión de que controlar a los adolescentes no es hoy tan fácil como hace unos años.
Entre los fenómenos nuevos que surgen debido a la rebeldía de los menores y, en ocasiones, la falta de preocupación de algunos padres por dónde están y qué hacen sus hijos, tenemos el «botellón». Yo no me había encontrado con esta nueva actividad «lúdica» hasta hace unos pocos días en una ciudad española de tamaño medio. Sinceramente, me quedé alucinando de la cantidad de chicos y chicas de más de quince y menos de veinte que compartían garrafas inmensas de bebidas alcohólicas invadiendo una plaza del casco antiguo. Me da la sensación que este tipo de diversiones sirve para reflexionar sobre si realmente se valora en qué ocupamos nuestro tiempo.
Lo cierto, en el fondo, es que ni los padres pueden controlar a los hijos, en ocasiones, ni, en general, podemos controlar todo lo que nos ocurre. Pero, también es cierto que todos deberíamos poner de nuestra parte para evitar explicar como «circunstancias más allá de nuestro control» situaciones que, de entrada, sí podríamos haber cambiado.