Henrietta viaja al futuro:
Posted on noviembre 26th, 2011 by henriettaPosted in General | No Comments »
Esta vez algo había salido mal. Con razón no me había atrevido ni a explicar a René mi extraña capacidad y tampoco a invitarle a uno de estos peculiares viajes. Por suerte, Steve se había quedado en esta ocasión durmiendo. Esperaba volver antes de que él se despertase pero nunca se sabe.
No sería la primera vez en que la hoja del calendario ha avanzado al volver a casa. Por si acaso, Steve ya estaba preparado para desayunar solo e ir a casa de Ann y explicarle que mamá había tenido que salir para entrevistarse con su editor.
Como decía, algo atípico había ocurrido. El cielo no estaba sobre mi cabeza. Al contrario, una capa oscura parecía cubrirme desde lo alto. Un ruido ensordecedor me hizo taparme los oídos mientras un tranvía volador pasaba a toda velocidad a escasa distancia. No había duda ya que no era de noche, ¡estaba en el futuro!, en algún lugar en el centro de la tierra.
A mi alrededor grandes carteles móviles anunciaban alimentos concentrados, ¿qué sería aquello? Una especie de rocío caía sobre mi cabeza pero no olía a humedad. Tampoco sabía de qué se trataba. ¿Sería agua potable? El aire parecía pesado.
No sabía ni dónde ni estaba ni por dónde empezar. No había nadie en aquellas extrañas calles, que presentaban varios niveles, ni vehículos. Sólo casas voladoras con flores de colores horrorosos que colgaban de ventanas con espejos. Las casas eran como transparentes pero tampoco podía ver gran cosa en su interior ya que estaban a elevada altura, más cerca de aquel cielo oscuro que lo cubría todo, que del suelo donde yo me hallaba.
De repente, un policía que volaba sobre media cáscara de huevo gigante chocó contra mí aunque no pareció percatarse, como si yo fuese transparente, que seguramente lo era, pero un moratón apareció en mi brazo.
Ni sé cómo caí al suelo con una sensación de pesadez…
Steve estaba tirando de mi manga. “Mamá, es hora de desayunar; tengo hambre”.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad. ¿Habría sido un sueño o realmente había visitado el futuro? Mi brazo derecho me dio la respuesta; un grandote moratón llegaba casi hasta el codo. Extraña experiencia ésta, en el futuro donde sí puedes sentir los efectos de haber estado allí, a diferencia de lo que había ocurrido, hasta entonces, en el pasado. Pero estaba claro que el futuro existía y era accesible. Henrietta acababa de comprobarlo. ¿Cómo iba a saber ahora si iba al pasado o al futuro? ¿Y cómo decidir a partir de ahora si viajar con Steve o no? El futuro no parecía un lugar muy seguro a donde viajar pero era evidente que existir, existe.