Inteligencias desequilibradas:
Posted on diciembre 25th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Es de suponer que entre los objetivos vitales de cualquier persona está el encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional. Haciendo gala de un afán perfeccionista, muchos persiguen una ambición sin límite tanto en un ámbito como en otro, que lleva, en ocasiones, a buscar un ideal lejos de la realidad y, por tanto, imposible de encontrar.
Sin embargo, también ocurre que hay quienes, satisfechos con una realización parcial, no sienten ninguna necesidad de autorrealización global de las necesidades humanas. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de los «maltratadores de guante blanco». Este símil con los ladrones tiene, evidentemente, su razón de ser. Podemos encontrarlo en profesionales, de reputación, para quienes es suficiente para sentirse orgullosos de sí mismos un éxito más que destacado a nivel profesional sacrificando la vida personal, ya sean las relaciones familiares en su conjunto, o simplemente renunciando a tener una relación sana con los hijos o con la pareja. Haberlos, haylos, tanto hombres como mujeres. Nos encontramos ante inteligencias sesgadas, parciales, que triunfan en un ámbito pero, al tiempo, fracasan en el que más satisfacciones puede dar cuando, ya mayores, realizan su balance existencial.
Sin embargo, más allá del maltrato hay quienes, simplemente, se sienten realizados orientando su inteligencia hacia su vida profesional sin sentir, en absoluto, la necesidad de satisfacer el instinto primitivo que lleva a la persona a ser social, por naturaleza. También, puede ocurrir, en sentido contrario, que haya quienes se sienten realizados personalmente sin tener ningún tipo de ambición profesional sino, simplemente, subsistiendo aunque, seamos sinceros, esto último no es habitual.
Lo ideal, a lo que tendemos naturalmente, es a encontrar un equilibrio que nos lleve a sentirnos realizados como personas y profesionales. Éste sería uno de los mayores logros de la inteligencia entendida en un sentido global, aun sin llegar a alcanzar ningún ideal sino simplemente disfrutando de una vida en equilibrio, en la que sea posible satisfacer las necesidades que tenemos como seres sociales y sociables que somos y la de realizarnos intelectualmente para mantener nuestras mentes en paz.