Juegos de palabras:
Posted on noviembre 20th, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Una de las cosas más anecdóticas que tiene el lenguaje es que puedes añadir matices diferentes cambiando una simple palabra. Así, surgen muchos juegos de palabras.
Sin embargo, sin necesidad de servirnos de éstas como un mero juego es evidente que podemos hablar con más o menos propiedad según utilicemos uno u otro término. Por ejemplo, no es lo mismo el hábito que la disciplina aunque en ambos casos pensemos en cierta reiteración de algo. Cuando hablamos de un hábito pensaremos en una costumbre, como puede ser comer tres veces al día. Cuando utilizamos la palabra disciplina, no obstante, introducimos el factor esfuerzo. Seguir una dieta requiere discipina, fuerza de voluntad, como queramos llamarlo. Un hábito no implica ninguna connotación adicional de sacrificio, que sí existe en la disciplina, que, por cierto, no está de moda hoy en día. Al contrario. Pero, sin disciplina, personas como Bruce Lee no habrían llegado a ser quienes fueron.
Las palabras, además de servirnos como divertimento, pueden también servir para ofender aun teniendo la razón en lo que se dice. En este caso ya no se trata de un juego. Estoy pensando en James Watson, premio Nóbel de Medicina, que hizo recientemente unas declaraciones, tachadas de racistas, sobre la inteligencia de los africanos. Yo no se si este Señor es o no racista ni tengo interés alguno en defenderlo a él pero sí lo que dijo. Y, además, es un excelente ejemplo de cómo una misma cosa se puede decir sin necesidad de menospreciar a nadie. Otra cosa es que se quieran levantar polémicas innecesarias.
Hay estudios científicos que demuestran que la inteligencia tiene una base genética, es decir, hereditaria. Además, hay otros factores múltiples que inciden en su desarrollo. También hay estadísticas que indican que las personas de color tienen coeficientes intelectuales inferiores a las personas de raza blanca y que los orientales, a su vez, tienen mayor coeficiente intelectual que nosotros. Son sólo estadísticas. Siempre habrá excepciones. Un ejemplo clarísimo se ve en la creatividad manifestada a través del arte. Sin necesidad de ser un experto, sólo con mirar es evidente que la riqueza de detalles del arte oriental es difícilmente igualable.