Normas fuera de lugar
Posted on junio 11th, 2008 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Es famoso el refrán «Hecha la ley, hecha la trampa» y, sin embargo, no siempre hay una forma eficaz de eludir determinadas normas.
Hace tiempo escuchamos mil y una críticas a la prohibición de llevar líquidos en envases de más de 100 ml. en los equipajes de mano. Parece que ahora nos hemos acostumbrado a reducir el tamaño de nuestros geles, champús y cremas hidratantes o a facturarlos directamente. Cualquier opción es buena con tal de no regalar el contenido a la papelera.
No obstante, hay otras restricciones más molestas, que dan lugar a anécdotas de las que nos reímos cuando nos las cuentan hasta que nos ocurren a nosotros mismos.
A pesar de que viajo a menudo, nunca me habían hecho descalzar pero, como para todo hay una primera vez, ya he pasado por la nada agradable experiencia de encontrarme con un guardia de seguridad que no entiende que lo que pita es mi reloj, que se me ha olvidado guardar en el bolso, y no mis zapatos. Aunque el argumento era creíble, mis dotes de convicción no sirvieron para evitarme una rabieta. Por suerte, ocurrió en un aeropuerto que no frecuento.
Son simples ejemplos de la vida cotidiana que nos pueden molestar más o menos pero que siempre incomodan. Sin embargo, como al fin y al cabo no son más que modas pasajeras, acabarán dando lugar a otras restricciones que nos seguirán pareciendo, en algunos casos, ridículas pero que tendremos que obedecer.
Acostumbrados como estamos a desconectar nuestros móviles en aras a la seguridad, seguramente también nos acostumbraremos rápido a dejar de hacerlo cuando las compañías aéreas tengan el detalle de instalar la tecnología necesaria para dejarnos usar nuestros telefonitos sin peligro alguno.
Me pregunto si ocurrirá esto antes de poder volver a viajar con una simple botella de agua que no hayamos tenido que pagar a precio superior al combustible. Todavía no me he habituado a mirar un botellín como si fuese un potencial artefacto pero sí a las máquinas de bebidas como a vulgares tragaperras, eso sí, sin premio.