A través del espejo

Nuestra primera noticia curiosa de hoy nos plantea quién pone los nombres a los coches:

Poner nombre a un coche es una tarea complicada y en la historia de la automoción hay ejemplos de grandes aciertos y enormes errores. Pero los anales de la industria automovilística también recogen historias conmovedoras y peculiares, que se han ido abandonando poco a poco en favor del empleo de innovadoras técnicas de marketing.Para que un coche se haga popular no sólo tiene que estar bien diseñado y equipado. También tiene que tener un nombre impactante, que cale en la mente de los conductores y contribuya a su fácil y rápida identificación.

En esto de bautizar a los coches hay varias tendencias; hay marcas que se decantan por los códigos alfanuméricos, como Peugeot (206, 308, 407, 5008, etc.), Citroën (C1, C2, C3, etc.) o Volvo (C30, XC60, S80, etc.). Otras ponen nombres que tienen sentido, como SEAT (Toledo, Altea, Ibiza, León) o que no significan nada, pero suenan bien (Renault Megane, Toyota Avensis o Honda Accord, por ejemplo).

¿Y cómo se elige el nombre?

Reuniones de directivos, consultas con los empleados, encuestas a conductores. Estos son algunos de los métodos tradicionales para idear los nombres de los nuevos modelos de vehículos, aunque en la era de la comunicación y la inmediatez de la información cada vez se dejan menos cuestiones al azar y las marcas recurren a consultoras de naming, gabinetes de expertos en poner nombres a productos, empresas, servicios, ideas y, por supuesto, coches.

Un buen ejemplo de estas técnicas de naming es el del SEAT Altea, ideado por la consultora Nombra. Esta denominación sigue la estrategia toponímica que solía identificar a SEAT y «es el nombre de una ciudad alicantina donde conviven la tradición marinera y el carácter más festivo de un lugar turístico», señalan desde la consultora. «Además, evoca conceptos como alto y altitud, y es que el Altea sobresale, destaca en volumen y marca un nuevo horizonte en la compañía», concluyen en Nombra.Una de las leyendas más curiosas sobre la búsqueda de nombres de vehículos se encuentra en la historia de la italiana Alfa Romeo. Así, uno de sus más famosos modelos, el Giuletta (el equivalente italiano de Julieta), cuenta con una gran rumorología en torno a su génesis. Algunos apuntan que la decisión se tomó durante una reunión de directivos para decidir el nombre, cuando una secretaria entró en mitad de una discusión y exclamó: «¡Aquí hay muchos Romeos y pocas Julietas!», y de ahí el nombre.

Sin embargo, otro rumor indica que fue el comentario de un príncipe ruso en un club nocturno parisino a finales de los años 40 el que dio lugar al nombre. Se dice que el piloto francés de la marca, Jean-Pierre Wimille, estaba charlando con siete directivos de Alfa Romeo, cuando el ruso saludó al grupo señalando «Sois ocho Romeos y ni tan siquiera una Julieta».

Otra anécdota nos dice que allá por la década de los cincuenta, el diseñador de coches, Alden Giberson poco sabía de lo que se podría llegar a pagar por idear un nombre atractivo y pegadizo para un coche. En 1954 Giberson participó en un concurso para poner nombre a un modelo de Ford, proponiendo la denominación Thunderbird.A cambio de bautizar a este mítico modelo americano, tan sólo obtuvo un traje valorado en 95 dólares y unos pántalones de 42 dólares. ¡Toda una ganga para Ford! Y muy lejos de las decenas de miles de dólares que se suelen invertir hoy en día en buscar un nombre adecuado y de éxito.

Por otra parte, resulta que dada la larga tradición de la automoción, muchos de los nombres más apetecibles ya están «ocupados», así que muchas veces las marcas tienen que recurrir a nuevas fuentes de inspiración. Qué se lo digan a Renault, que ha bautizado a uno de los modelos de su gama de eléctricos como Zoe Z.E.Los expertos de la marca gala eligieron el nombre porque evoca valores de feminidad, juventud, espíritu juguetón y vivacidad; aunque también por su clara referencia al concepto «zero emissions» (cero emisiones).

Pues bien, esta elección ha creado un gran revuelo en Francia. Sobre todo entre los padres de las niñas llamadas Zoé, que creen que el nombre se va a vulgarizar y devaluar. Por eso han comenzado una campaña de recogida de firmas para pedir a la compañía que cambie el nombre.

Y no es de extrañar que esta iniciativa haya recabado un gran número de apoyos, ya que Zoé es uno de los nombres más populares elegidos por los padres galos para sus hijas.

No podemos finalizar este repaso sin mencionar algunos de los nombres más hilarantes entre los barajados por los fabricantes de coches para sus modelos. Obviamente, ninguno de ellos llegó al mercado español, aunque causan más de una sonrisa en países donde sí se implantaron y cuentan con un gran número de hispanohablantes.Son los míticos Nissan Moco, Mazda Laputa, Mitsubishi Pajero, Kia Borrego el Audi Q3 -leído cutres’

Otra noticia curiosa nos habla de un borracho, un camión y un caballo.

Nos dice que un hombre fue detenido por conducir borracho su camión que a la vez era tirado por un caballo. 

Se trata de un granjero polaco, que podría ir a prisión por conducir borracho un camión y un caballo al mismo tiempo. Usó al animal para tirar del vehículo que se encontraba averiado. El problema fue que estaba tan ebrio que volcó.

Leszek Stepien de Skwierzyna chocó contra la valla del costado de la carretera y su camión Mercedes Benz terminó con las cuatro ruedas en el aire. Milagrosamente ni él ni el caballo sufrieron heridas.

Según el jefe del departamento de bomberos que vio la escena, dijo que el hombre tenía el doble del nivel de alcohol permitido y «afortunadamente no le pasó nada al caballo. Ahora el dueño se enfrenta a cargos por conducir en estado de ebriedad y por crueldad contra animales.