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A través del espejo

“Nunca te acostarás sin que te pase una cosa más”:

Posted on noviembre 4th, 2007 by henrietta
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Ya se que este refrán no es literalmente tal como yo lo escribo en este caso pero me va como anillo al dedo para explicar porqué tan a menudo decimos cosas así como “vivir para ver”. No se si es habitual que a todo el mundo le ocurran cosas que podemos calificar como “raras” pero yo ya estoy acostumbrada a que así sea de modo que no se si calificarlo como sorprendente o simplemente entenderlo como parte de la vida sin más.

Ayer, sin ir más lejos, llegué a un restaurante esperando encontrarme con unos amigos para cenar. Lo que se seguro es que no me equivoqué de restaurante ni de hora pero lo cierto es que ellos no estaban. Como todavía no he podido averiguar qué ocurrió, lo más probable es que me hubiese confundido de día. Una anécdota más para explicar.

Si escribiésemos un libro sobre las diversas “cosas raras” que nos pueden ocurrir nos convertiríamos todos en escritores pues es bien seguro que, con mayor o menor frecuencia, las vivimos, ya sea personalmente o a nuestro alrededor, aunque, en ocasiones, ni nos demos cuenta o no les prestemos atención.

Sin embargo, no pretendía, cuando hace unos días pensaba sobre qué escribir en esta ocasión, hacer una retaíla de despistes varios sino preguntarme acerca de qué debemos tener algunas personas para que nos ocurran este tipo de situaciones tan a menudo.

Hace poco, estaba yo esperando para cruzar un semáforo cuando se acercó un chico y sin mediar palabra me cogió por la cintura y me dio dos besos. Cuando acabó y se presentó, yo no podía reprimir el ataque de la risa que me dio. Supongo que lo ofendí, claro, pero lo normal, ciertamente, no es que te ocurra esto, que no se puede llamar ni flechazo ni nada por el estilo sino, en cierto modo, imagino que desespero.

Esto lleva a pensar que hoy en día hay que buscar nuevos medios de canalizar la necesidad de expresar sentimientos o simplemente una pasión pasajera. Esta necesidad es paralela al cambio que está experimentando la sociedad en el sentido de que cada vez hay más personas solitarias que no encuentran en una pareja lo que habían imaginado que sería compartir la vida con alguien sino que nos hemos habituados a los matrimonios “exprés”, como de usar y tirar.

Aunque a algunos nos quedan muchos por delante, dudo, al menos en mi caso, que deje de sorprenderme de las diversas reacciones que podemos tener las personas ante situaciones de lo más anecdótico. Son estas sorpresas las que te llevan necesariamente a reirte de la vida. Dudo que incluso quien no tenga sentido del humor pueda resistir una sonrisa cuando alguien le explique este tipo de vivencias.

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