Recuerdos de un armario:
Posted on febrero 28th, 2010 by henriettaPosted in General | No Comments »
Ahora encontraba una explicación a mis pesadillas: cuando me despertaba llorando sin saber porqué, sin distinguir apenas aquellas figuras que se golpeaban en la oscuridad.
Era como una premonición de lo que acababa de ocurrir: un extraño golpeando a mi padre, delante de una niña tan pequeña, que no podía entender por qué en el mundo de los mayores ocurren estas cosas.
Me escondí buscando refugio en la oscuridad del armario de mi dormitorio, donde no me pudiesen ver, con la angustia de no saber qué iba a pasar después de aquellos golpes malintencionados.
Como si se hubiese detenido el tiempo, no me atrevía a salir. ¿Qué habría pasado en el hospital?. ¿Y con la policía?, ¿se habría llevado a aquel hombre al que no había visto nunca antes?
Durante los días posteriores, todo pareció volver a la normalidad. Los golpes no parecieron ser gran cosa; la vista no estaba afectada.
Sin embargo, aquello era demasiado para una niña temerosa de lo desconocido. Tenía que protegerme pero cómo. Casi sin preguntar, me fui haciendo una película de los hechos: aquel grandullón era un vecino y la discusión vino por unos lindes, por aquellas cosas que suelen dar lugar a disputas entre las gentes del campo, lejos de las preocupaciones de la gran ciudad. Y este monstruo también tenía hijos. ¿Los trataría a ellos así? Mejor no pensarlo.
Como por arte de magia, nunca más volví a tener pesadillas. Simplemente desaparecieron del mundo de los sueños… Pero se instalaron en la vida real. ¿Volvería a ver algún día a aquel tipo? ¿Encontraría a alguno de sus hijos en una fiesta de cumpleaños o paseando?
Lástima que sea tan fácil resolver los problemas en el país de las fantasías y tan difícil en la vida diaria en que nos persiguen temores bien instalados en nuestros recuerdos, difíciles de desterrar.