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A través del espejo

Reflexiones:

Posted on diciembre 6th, 2008 by henrietta
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Pocas cosas hay que nos saquen de nuestras rutinas. Cuando nos encontramos, casualmente, con alguno de estos toques de atención, que nos llevan a interrumpir la monotonía y a reflexionar, incluso, nos sorprende.
 
Esto último me ha ocurrido leyendo un libro de Russell Kirk, filósofo norteamericano, del que simplemente destaco dos ideas, de rabiosa actualidad.
 
La primera: «Hay hombres que matan lo que aman; hay otros que se convierten en lo que odian». Parece que nos hemos «acostumbrado» a convivir con cierto grado de violencia y no me refiero sólo a la violencia doméstica sino también a la violencia en las aulas. Sin embargo, lo más curioso es que realmente hay quien, sí, acaba siendo igual que aquellos a quienes previamente ha criticado o de quienes se ha pretendido distanciar, real o aparentemente. No estoy pensando en ningún caso concreto pero sí en aquellos crímenes, por ejemplo, de los que resulta ser autor alguien que, con anterioridad, ha parecido colaborar en la investigación o recriminar, incluso, que se hayan cometido. Realmente los lobos con piel de cordero existen.
 
La segunda, que nada tiene que ver con la anterior, o sí, dice: «Da a cada hombre aquello para lo cual la naturaleza le hizo apto». Realmente, se trata de una definición de la justicia, que nos podría llevar a plantearnos, si realmente se cumpliese, la eventualidad de que sirviese como «antídoto» a que alguien llegue a convertirse en aquello que odia o, incluso, llegue a acabar con la vida de alguien a quien se siente emocionalmente vinculado. Tal vez, sea rebuscado encontrar una relación entre ambas pero ahí queda la reflexión.      
 
Esta última idea nos sirve, evidentemente, para plantearnos el fantasma de la educación: ¿por qué hay personas abocadas al fracaso escolar si podrían encontrar otra vía que, a lo mejor, les serviría para autorrealizarse?. Habría que tratar de buscar, en todo caso, aquello para lo que cada uno es apto y, entonces, la mayoría de frustraciones desaparecerían dando paso al potencial que cada uno tiene. De hecho, dejando atrás la polémica de los crucifijos, parece que hay otros retos mucho más urgentes que resolver, pensando en la educación en España, que plantearse acudir a los tribunales para retirar o no unos crucifijos que, para muchos, seguramente habían pasado desapercibidos.
 
De vez en cuando, es apropiado reflexionar porqué seguimos teniendo hoy los mismos problemas que algunos pensadores ya se habían planteado hace decenios. ¿Será que el hombre no aprende de su historia?.

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