¿San Juan o solsticio de verano?:
Posted on junio 24th, 2008 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Dos veces al año -durante el solsticio de verano y el solsticio de invierno o en la noche de San Juan y Nochebuena- ocurre el curioso fenómeno de comprobar como, celebremos lo que celebremos, todos nos apuntamos a una fiesta lo más entretenida posible. Quienes somos creyentes estaremos celebrando San Juan o Nochebuena, en cierto modo, lamentablemente, de manera cada vez más consumista y pensando sólo en comer y divertirnos, pero quienes no lo son también se suman a la fiesta a través de otra tradición: los solsticios.
La tradición ciertamente viene de antiguo. No pretendo ni por un momento explicar una lección de historia pero sí constatar que la humanidad siempre se ha visto atraída por estas dos fechas en que, año tras año, vivimos el día y la noche más largos, respectivamente. En el caso del solsticio de verano, además, se suma otra tradición: el «culto» al fuego.
A través de diversas celebraciones propias de cada lugar, mostramos nuestra atracción por este elemento que, junto a la tierra, el aire y el agua, conforman los cuatro elementos que, desde puntos de vista muy dispares, siempre acabamos relacionando. Tierra, aire y agua tenemos a nuestro alrededor de manera cotidiana sin mucho esfuerzo. Sin embargo, el fuego sí tendemos a hacerlo presente en nuestras vidas a través de hogueras acompañadas del inconfundible sonido de los petardos que retumbarán en nuestros oídos todavía varios días para despedirse, de nuevo, hasta el año que viene. Cuál sea la razón del impacto que el fuego tiene en nosotros debería respondérselo cada uno pero es cierto que «algo» tiene sino no se habría mantenido esta costumbre a lo largo de la historia.
Del solsticio de invierno no toca hablar en este momento. Tiempo habrá para ello cuando llegue. Y lo cierto es que, desde mi punto de vista, somos más los que no olvidamos que el día crece hasta San Juan que los que celebramos que el día más corto del año es precisamente el 24 de diciembre. Por alguna razón, nos sentimos más felices cuando vemos el sol durante largo tiempo. Este debe ser el motivo que celebremos con alegría la noche del 23 al 24 de junio pero sin acordarnos tanto que en diciembre todavía faltan muchos meses para disfrutar de nuevo de los luminosos días de nuestro verano en el sur de Europa.
Disfrutemos, ahora, de las muchas noches calurosas que nos quedan por delante y de las horas de sol que nos regalamos de día. Tiempo habrá para «hibernar» dentro de unos meses.