Un año más…:
Posted on septiembre 15th, 2008 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
Acabadas para muchos las vacaciones y, para otros, próximos a empezarlas, llega, de nuevo, un curso más.
A mí, esta época me recuerda, sin tener nada que ver, a las Navidades. Lo que ahora son mochilas para ir al cole, libros y uniformes, entonces se convertirá en adornos y deseos de felicidad. Son dos maneras distintas de empezar un nuevo año, empeñados como están los coles en contradecir al año natural y seguir repartiendo el curso escolar entre dos años. Podríamos adoptar el método de los semestres y, así, no tendríamos que inventar un año escolar «artificial».
De todos modos, sea cual sea la distribución que se adopte, se repetirán, un año más, los mismos tópicos. Los más pequeños, unos llorosos y otros entusiasmados. Los mayores, entre aburridos y resignados con la vuelta al cole. Y los padres, más de lo mismo: unos preocupados por cómo se tomarán los peques su retorno a las aulas y otros, dando vueltas a los gastos y más gastos que esto supone.
Para quienes ya dejamos atrás hace años estas actividades, queda una rutina no menos tediosa: volver a ocupar nuestras neuronas en horas y horas de trabajo.
Siempre queda, sin embargo, la ilusión de todo aquello que es, digamos colateral, pero no por ello menos interesante: disfrutar, sin más, de cualquier cosa que nos procure placer. Para algunos, será necesario dar la vuelta al mundo para desconectar de su rutina y para otros, simplemente poner en funcionamiento su imaginación. En el fondo, no son las cosas grandes las que, a menudo, nos hacen felices sino los pequeños placeres a los que todos, tengamos más o menos tiempo, podemos tener acceso. Que cada cual piense lo que mejor pueda satisfacerle para evitar caer en una rutina, que no por conocida nos desgasta menos, y busque un tiempo para dedicarle. Después de todo, se lo estará dedicando a sí mismo y esto siempre reporta cierta satisfacción sin necesidad de sentirse egoísta porque los placeres pueden disfrutarse, a veces, solos y, más habitualmente, en compañía.
Así, no echaremos tanto de menos nuestras preciadas vacaciones y, estación tras estación, volveremos a encontrarnos, otra vez, en verano sin que haya parecido tan largo el invierno.