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A través del espejo

«Un mundo feliz»:

Posted on noviembre 10th, 2007 by henrietta
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Cuando pensamos en el futuro, podemos imaginarnos cantidad de inventos que hoy no existen y que, sin embargo, en cualquier momento más o menos cercano pueden descubrirse.

En una exposición que se ha celebrado recientemente en la sede del FAD en Barcelona, se podían ver una serie de supuestos artilugios que serán habituales en la vida de los terrícolas del S. XXIV.  Al menos así lo cree quien los ha ideado. Entre estos inventos llama la atención la existencia de un «sustituto» al claustro materno donde los nascituri pasarán nueve meses antes de venir propiamente al mundo. Esta curiosidad me llevó a pensar en el proceso que describía Aldous Huxley en «Un mundo feliz» para crear humanos en serie con funciones perfectamente determinadas antes de nacer. Fríamente pensar esto nos puede parecer aberrante y, de hecho, lo es. Sin embargo, si pensamos seriamente en lo que se explica en esta obra y tenemos en cuenta la actual evolución social, no sería de extrañar que muchos de los defectos que se reflejan acaben siendo tan generalizados que se conviertan en caracteres típicos de los habitantes de nuestro mundo.

Así, por una parte, a saber si algún día existirá realmente algún mecanismo que haga innecesario que las madres tengan en su seno a sus hijos. Esto que es impactante no es, sin embargo, la única peculiaridad que explica Huxley. Dejando de lado que cada persona que aparece en su libro sea lo menos parecido a un humano actual sino, al contrario, una especie de «robot» programado para actuar de una manera totalmente mecánica en un mundo en el que brilla la falta de moral y que exagera defectos de una sociedad que ya hoy aparecen aunque de manera no tan notoria, recordemos que el matrimonio no existe: en ello estamos actualmente. Tampoco existen los sentimientos: de momento, tan radicales no somos pero la competitividad reinante acabará consiguiéndolo. Por último, todo dolor desaparece gracias a unas milagrosas raciones de no se qué. ¿Tal vez nuestros actuales antidepresivos?

Hablando en serio, no creo que se llegue al mundo feliz que propone Huxley pero, al menos en algún aspecto, no nos quedaremos muy lejos.

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