Unos grandes olvidados:
Posted on diciembre 1st, 2007 by henriettaPosted in Columnas | No Comments »
El año 2006 es, entre otras cosas, el año en que celebramos el 250 aniversario del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart. Además de para disfrutar de las múltiples celebraciones musicales que se llevan a cabo en los lugares más diversos, sirve este hecho para reflexionar sobre el comportamiento humano hacia los genios que pasan por este mundo.
Mozart es sólo un ejemplo pero, al mismo tiempo, es uno de los que mejor representa la «injusticia personificada». No es necesario ser melómano para conocer, por encima, las circunstancias de la vida de este personaje, cuyo legado nos sirve hoy para deleitar nuestros oídos. No pretendo, en absoluto, repasar su biografía sino, simplemente, hacer incapié en lo extraño que resulta que una persona profundamente despreciada en vida hasta el punto de acabar enterrado en una fosa común sirva hoy para hacer aún más popular su ciudad natal, Salzburg, y para que quienes piensen un poco se den cuenta de lo injusto que se puede llegar a ser con quien, por nacer con un talento especial, pasa por ser un ser excéntrico y «raro» a la vista de sus contemporáneos.
Ejemplos hay otros muchos. ¿Por qué Albert Einstein, después de descubrir la energía atómica empezó a temer las consecuencias nefastas que podría tener un mal uso de la misma? Probablemente, porque percibía que quienes podrían utilizarla no lo harían con la misma finalidad que él consideró como una gran aportación a la humanidad sino con fines menos nobles. No ha faltado quien ha dicho que Einstein en una tribu de África habría sido el más tonto de todos. Lógico, si tenemos en cuenta que la inteligencia de un genio no sirve para aplicarla a la via cotidiana sino, al contrario, para utilizar, más o menos modestamente, su inteligencia en beneficio de la humanidad.
Ni Mozart ni Einstein renacerán pero sí es cierto que, con cierta frecuencia, vienen al mundo personas que por sus talentos especiales podrían contribuir a hacer de nuestro mundo un lugar algo mejor. Sin embargo, de poco sirve, si se sigue despreciando a estas personas «raras», que preguntan demasiado y siempre cosas que a otros les parecen totalmente absurdas, si no hay quien se preocupe de identificar pronto este talento y guiarlo pra que pueda dar lo mejor de sí. Esta labor empieza desde pequeños en el hogar y en la escuela pero para ello hacen falta personas preparadas para identificarlos y sacar lo mejor de estas personas. En caso contrario, seguirán siendo grandes olvidados que pasarán por el mundo, sin pena ni gloria, porque nunca nadie habrá visto en ellos nada más que unos seres «raros».