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A través del espejo

Viaje al futuro (revisado):

Posted on diciembre 20th, 2012 by henrietta
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              “Esta vez algo había salido mal”, empezaba diciendo Madeline.

              Con razón no me había atrevido a explicar a René nada sobre el extraño Diario de mamá ni a compartir con él ninguno de estos peculiares viajes. Por suerte, Steve se había quedado durmiendo y esperaba acabar de leer antes de que él se despertase pero nunca se sabe. ¿Qué ocurriría si algún día estando René en casa, Steve me preguntaba por el Diario?

              De todos modos, Steve ya estaba acostumbrado a prepararse el desayuno solo e ir a casa de Ann y explicarle que mamá había tenido que salir para entrevistarse con su editor, cuando René estaba en casa, así que no solían coincidir mucho.

              “Como decía, algo atípico había ocurrido. El cielo no estaba sobre mi cabeza. Al contrario, una capa oscura parecía cubrirme desde lo alto. Un ruido ensordecedor me hizo taparme los oídos mientras un tranvía volador pasaba a toda velocidad a escasa distancia. No había duda ya que no era de noche, ¡estaba en el futuro!, en algún lugar en el centro de la tierra.

              A mi alrededor grandes carteles móviles anunciaban alimentos concentrados. ¿Qué sería aquello? Una especie de rocío caía sobre mi cabeza pero no olía a humedad. Tampoco sabía de qué se trataba. ¿Sería agua potable? El aire parecía pesar sobre mi cabeza.

              No sabía ni dónde estaba ni por dónde empezar. No había nadie en aquellas extrañas calles, que presentaban varios niveles, ni vehículos. Sólo casas voladoras con flores de colores horrorosos que colgaban de ventanas con espejos. Las casas eran como transparentes pero tampoco podía ver gran cosa en su interior ya que estaban a elevada altura, más cerca de aquel cielo oscuro que lo cubría todo, que del suelo donde yo me hallaba.

              De repente, un policía que volaba sobre media cáscara de huevo gigante chocó contra mí aunque no pareció percatarse, como si yo fuese transparente, que seguramente lo era, pero un moratón apareció en mi brazo.

              Ni sé cómo caí al suelo con una sensación de pesadez…”

              Steve estaba tirando de mi manga. “Mamá, es hora de desayunar; tengo hambre”. Vaya, hoy parecía que Steve tenía ganas de ver a René. Es lo que solía hacer cuando quería que desayunásemos todos juntos. René entró por sorpresa y cogió a Steve, lo levantó sobre su cabeza y los dos se fueron trotando hacia la cocina, mientras yo acababa de leer el relato de mamá.

              “Todo parecía haber vuelto a la normalidad, de repente. ¿Habría sido un sueño o realmente había visitado el futuro? Mi brazo derecho me dio la respuesta; un grandote moratón llegaba casi hasta el codo. Extraña experiencia ésta, en el futuro donde sí puedes sentir los efectos de haber estado allí, a diferencia de lo que había ocurrido, hasta entonces, en el pasado. Pero estaba claro que el futuro existía y era accesible. Acababa de comprobarlo. ¿Cómo iba a saber ahora si iba al pasado o al futuro? El futuro no parecía un lugar muy seguro a donde viajar pero era evidente que existir, existe “       

              Debía tener tal cara de sorpresa que cuando entré en la cocina, René me preguntó qué estaba leyendo. Nada importante, dije, mientras veía a Steve guiñándome un ojo. Por suerte, no insistió y pudimos desayunar tranquilamente. Steve se encargó de entretener a René preguntándole si podríamos ir a dar una vuelva en barca por el lago a lo que René respondió encantando que cuanto antes acabase su bol de cereales, antes podríamos irnos.

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