Viaje al interior de la pantalla:
Posted on agosto 3rd, 2009 by henriettaPosted in Un poco de todo | No Comments »
Era invierno en Barcelona. Hacía frío, mucho frío… Al día siguiente era mi cumpleaños, ¿o habría sido el día anterior? La imaginación, a menudo, nos roba recuerdos pero el hilo conductor siempre permanece. Fue el día en que viajé, por primera vez, al interior de una pantalla. Una experiencia inolvidable.
Para quien no lo haya intentado nunca, os diré que un viaje al interior de la pantalla de un cine puede calificarse de cualquier modo menos aburrido.
Es cierto que el espacio no es muy amplio pero siempre lo será más que el de un minúsculo asiento en primera fila, desde el que sientes como la pantalla te absorbe, llevándote a su interior.
Si lo que encuentras dentro de la pantalla es la inmensidad de la selva, rápidamente olvidas que estás en un viaje imaginario y disfrutas de tan vasto espacio, poblado por monos saltarines, un tigre algo entrado en años, una serpiente un poco repulsiva, una negrísima pantera y, ¿cómo no? un gigantesco oso bailarín de lo más divertido.
Sí, estoy hablando de “El libro de la selva”. Fue la primera experiencia cinematográfica, que no recuerdo tanto desde la sala sino desde la imaginación que te transporta hasta hacerte sentir el calor de la selva y oír los crujidos de las ramas de los árboles por los que Mowgli pasea como si fuese un animalito más. Eso sin olvidar la una manada de lobos.
Sientes que estás ahí sin ser vista, cubierta por una alfombra que te hace invisible a ojos de los demás.
Los viajes imaginarios no son sino una forma más de viajar, más intensa si cabe que los propios viajes reales y, sobre todo, más creativos, en los que tú eres la única protagonista de lo que quieres vivir. Ocurre como en aquellos libros en los que llega un momento en que tienes que elegir si la historia continúa hacia un itinerario A o B.
¿Acaso no es una manera divertida de viajar entrar en cualquier cuadro y convertirte en protagonista por un instante, desplazando incluso a la propia Mona Lisa?
Pues igual de divertido, o más, es penetrar en cualquier pantalla de cine y convertirte en una animación más.
¿Quién no habrá sentido ganas de ver a Roger Rabbit o a Mickey Mouse, por un rato, o estirar sus facciones como si fuesen elásticas, volviendo después a la realidad?, o acaso ¿realizar un viaje galáctico sentado ante la pantalla de un videojuego?
De todos modos, cuando ha habido una primera vez, ya nunca más será igual. Y mi imaginación eligió la inmensidad de la selva y la compañía de unos alegres personajes –y otros más tétricos-, como ocurre en la vida misma, para experimentar con este don encantador que tenemos, llamado imaginación.
¿Cómo iba a explicarle a mi prima que aquella niña con gorro de lana verde no había estado realmente a su lado durante las horas que habíamos permanecido en el cine? Difícilmente habría llegado a entender que un gorro no es necesario cuando andas por la selva. Allí hace calor.