Etimologías curiosas VII:
Posted on julio 10th, 2009 by henriettaPosted in Un poco de todo | No Comments »
Vamos a ver unos curiosos orígenes de palabras comunes:
ASOMBROSO: procede del latín umbra, que quiere decir sombra, hacer sombra, cubrir, envolver, proteger a otro con nuestra sombra. La forma reflexiva del verbo asombrarse se aplicó en Europa a fines del siglo XIV para indicar que un caballo se espantaba por la aparición de una sombra. Hoy, asombrar o asombrarse se utiliza como sinónimo de espantar, asustar, aterrar. Tal vez por el miedo que acompaña a la oscuridad, la sombra. También lo decimos para referirnos a una persona o cosa, que por salirse de lo común resulta asombroso.
ABORIGEN: proviene del latín “aboriginis”, de ab (desde) y origo, inis (origen). La palabra la mencionó Virgilio, que vivió en el siglo I a. C. En La Eneida, para referirse a los pueblos que desde su origen habían habitado el Lacio, en la península itálica y después se extendió a los primeros habitantes, naturales de un país, por oposición a los colonizadores y a los que se trasladan de un lugar a otro.
ASPIRINA: a pesar de haber sido descubierta en 1853 por el químico francés Charles Gerhardt, el nombre de spirin se creó en Alemania en 1899 con el prefijo privativo griego a y el nombre de la spirea ulmaria, cuyas flores tienen ácido acetilsalicílico para indicar que el producto químico fabricado era sintético y no se había empleado en su elaboración dicha rosácea. En castellano se le agregó una a y se convirtió en aspirina.
COMICIOS: del latin comitium. Designaba en la Roma antigua la plaza donde se reunían las asambleas del pueblo que disponían del poder legislativo, de prerrogativas en materia religiosa, judicial y del derecho de elegir magistrados. Se encontraba en el foro y en España el vocablo comicios aparece ya en 1612 y pasa a señalar todo acto electoral como se lo conoce actualmente.
PRIMAVERA: proviene del latín primus, primero, y ver, veris, el verano, es decir, principio del verano pues verano se llamó antiguamente a la estación que sigue al invierno. La expresión primovere que en latín sólo significaba el principio o la entrada de la primavera, recibió en castellano una significación más extensa y pasó a designar a toda la estación primaveral.
BÁRBARO: del latín barbarus y del griego bárbaro, extranjero. Este nombre es de formación onomatopéyica derivado de bar-bar con que los griegos denominaban a los extranjeros que chapurreaban su idioma. Bar significaba palabra y bar-bar indicaba el que pronunciaba palabras desconocidas o el acto de hablar una lengua que no entendía. Actualmente se aplica este adjetivo, preferentemente a lo incluso, grosero…
TROPA: del latín tropus, rebaño, y de turba, que significa muchedumbre. En la actualidad se designa así al conjunto de cuerpos que componen un ejército o división.
ADOQUÍN: este vocablo proviene del árabe addukkan, ad-dokkin, que significaba la piedra es cuadrada. Los árabes tenían la costumbre de colocar una piedra cuadrangular en las puertas de sus ciudades o casas. Posteriormente fueron denominadas así las piedras labradas en forma rectangular que se empleaban en empedrados.
JILGUERO: su nombre proviene del latín sirguero, que deriva de sirgo, paño de seda, ya que los colores del jilguero se asemejan a los paños antiguos de ese tejido, muy coloridos y brillantes.
MUNDO: proviene del latín mundus, que significa puro, limpio.
LÁMPARA: del latín lampada, que significa antorcha; del griego lampas, derivado de lampo, resplandor.
ALMOHADA: proviene del árabe muhadda, derivado de hadd, que quiere decir mejilla pues para descansar sobre ésta se reclina la cabeza y se apoya sobre ella la mejilla. La primera documentación de esta palabra en lengua castellana aparece en 1400.
LANCHA: proviene del malayo lancar, que significa rápido, ágil pues se trata de una embarcación pequeña que es utilizada preferentemente como servicio de un navío o para transportar cargas o pasajeros entre puertos cercanos. La palabra fue empleada por primera vez por los portugueses, que a su vez la tomaron del lenguaje común que empleaban los nativos de los mares de Oriente para designar una embarcación rápida y de reducidas dimensiones.