Noticias curiosas VIII:
Posted on junio 5th, 2009 by henriettaPosted in Un poco de todo | No Comments »
Vamos a ver algunas noticias curiosas:
La primera, que es de EFE, nos dice que la actividad neuronal durante el sueño ayuda a consolidar la memoria
La verdad es que no es nada sorprendente pero sí importante tenerlo en cuenta. Según un estudio publicado por la revista Nature, la actividad neuronal que se registra durante una fase del sueño profundo desempeña un papel importante a la hora de que la memoria conserve ciertas conductas aprendidas durante el resto del día.
Un equipo dirigido por la profesora Sidney Wiener ha demostrado que la actividad registrada en la corteza prefrontal media se reproduce de forma similar en el hipocampo, área vital en la formación de la memoria y la recuperación de datos.
Este estudio, que no se ha hecho con personas sino con ratas, habituales “víctimas” de este tipo de experimentos, es el primero que centra su atención en la actividad de la corteza prefrontal media a la hora de conformar la memoria en un sujeto.
Vamos a otra noticia curiosa: Las hormigas son el insecto más “humano”, según los expertos.
Es también una noticia de EFE, que nos dice que no sólo los humanos practican la agricultura, tienen ganado y ejércitos, y capturan esclavos sino también las hormigas, cuyas costumbres similares a las nuestras son motivo de estudio en la mayor colección de especímenes del continente americano.
Esta colección está en el tercer piso del Museo de Historia Natural de Washington y está formada por más de un millón de especímenes ensartados en un bosque de alfileres. Pertenecen a 5.000 especies diferentes, desde las «culonas» cortadoras de hojas, un manjar en Colombia, hasta las cazadoras de insectos.
Con 12.000 especies conocidas hasta ahora y otras 8.000 sospechadas pero aún no descubiertas, la hormiga es uno de los insectos de mayor éxito en el planeta y, sin embargo, lo curioso es que sólo captan la atención de los niños o de los adultos cuando las pequeñas manchas negras con patas marchan en fila india por la cocina.
Ted Schultz, encargado de la colección, ve en ellas una de las piezas fundamentales de la naturaleza. Dice que: «Las hormigas son un componente clave de todos los ecosistemas. Si se las sacara, la mayoría de ellos se colapsaría ya que limpian desechos y comen insectos que si no crecerían de forma explosiva».
Este entomólogo ha dedicado su vida a entenderlas y lo que ha descubierto suena extrañamente familiar. Su especialidad son las 200 especies de hormigas «agricultoras», que cultivan hongos desde hace 50 millones de años y que existen únicamente en el continente americano.
También las hay «ganaderas», que cuidan de «manadas» de pulgones y se alimentan de una sustancia que ellos excretan.
Más inquietantes son las que sobreviven mediante la trata de esclavos. Los capturan en ataques a otros hormigueros, de donde se llevan las larvas, que tras nacer en su hogar extraño cuidan de sus amos, sin saber nunca su origen.
Así, resulta que, pese a contar con un cerebro minúsculo, las hormigas han desarrollado sociedades de extraordinaria complejidad y coordinación, que llegan a tener millones de individuos.
Jeffrey Sosa Calvo, un estudiante colombiano de doctorado, que investiga en el museo, explica que: «La sociedad de las hormigas es más uniforme, más altruista, todo va en beneficio de la colonia».
La similitud y diferencias con los seres humanos es el eje central de una exposición que el museo abrirá el sábado, titulada «Agricultores, Guerreros, Constructores: La vida oculta de las hormigas». Así que si alguien va a ir a Washington próximamente ya sabe que puede visitar esta exposición, que consiste en 39 fotos asombrosas de Mark Moffett,
que reflejan la gran variedad de hormigas que existen, todas hijas de una especie aún existente en la Amazonía, la Martialis heureka, de la que sólo se tiene un espécimen, conservado en una colección de Sao Paulo. Esta hormiga, a su vez, descendió de una avispa hace unos 130 ó 140 millones de años, cuando por la Tierra se paseaban los dinosaurios.
Y también se exhibirá un molde de aluminio de un hormiguero de casi 2 metros de profundidad y una colonia con habitantes de verdad.
Otra noticia curiosa: Caricias y abrazos para triunfar en la vida
No es nada sorprendente pensar que todos los recién nacidos necesitan sentirse cerca del cuerpo de su madre desde el primer momento del nacimiento ya que han dejado de disfrutar de la seguridad y el calor que les regalaba el seno materno al tener que abandonarlo.
Parece que el contacto estrecho en los primeros meses de vida es fundamental para la formación del carácter, ya que les brindará a los bebés una sensación de seguridad y protección.
Si carecen de muestras afectivas o no las reciben cuando las necesitan, el desarrollo de su personalidad será defectuoso y en casos extremos existirá una tendencia a las adicciones y muchas veces al suicidio, tanto en su adolescencia como en su vida adulta. Ya que esa sensación de miedo, abandono e inseguridad podría acompañarlos el resto de su vida.
Así, se ha demostrado que los bebés prematuros, en incubadora, han mejorado más rápido cuando se les toca y acaricia a pesar de la barrera física.
Parece que los primeros ochos meses de vida son vitales, ya que el sistema nervioso es el más receptivo y los otros sentidos no están aún suficientemente desarrollados, así que la ausencia de contacto estrecho durante ese tiempo puede provocar lo irreparable.
Hace unos años, algunos investigadores observaron a niños de Uganda que permanecían hasta los doce meses de edad en estrecho contacto con sus madres, quienes los llevaban colgados a sus espaldas adonde fueran. Estos bebés mostraban un desarrollo psíquico superior al de niños estadounidenses y europeos de su misma edad, que permanecían mucho tiempo solos en la cuna.
En la actualidad, testimonios de expertos en psicología infantil han demostrado que el desarrollo de la inteligencia y la evolución anímica y espiritual son notablemente influenciados por el número de estímulos y atenciones afectivas que los niños han recibido desde su más temprana infancia.