A través del espejo

May 2023 be a lovely year for everyone! Love and peace.
2023 serà o no serà un bon any? Esperem que millor que 2022.
De moment, llibre nou, que no és poc… la resta, ja veurem. De moment, a gaudir amb salut, diners i amor, com diu la cançó. Els meus millors desitjos a tothom.
Mis mejores deseos para el año que estrenamos, como siempre con el Concierto desde el Musikverein.
Meine besten Wünsche für Freunde und alle!

Fa dies que pensava que volia escriure però o no trob el moment o quan el trob, no tenc res interessant per escriure.
Es d’hora per fer balanç d’un any que encara no hem acabat però puc dir que ha tingut com tots, llums i ombres. L’ombra més grossa és l’excedència. Qui m’hauria dit a mi que havia de demanar una excedència quan la cosa que més m’agrada al món és treballar?… vivir para ver.
Llums? Unes quantes… el mercuri més baix; n’Arianna ja està a la impremta però no arribarà fins l’any vinent, paciència. L’esper amb molt il·lusió després de tan de temps sense publicar.
Desitj a tothom unes Bones Festes i què 2023 sigui millor amb tots naltros que 2022!

Ahir vaig acabar d’escriure una noveleta. A això he dedicat el mes d’agost i part de septembre des que estic d’excedència. Ha sigut una agradable experiència. No explicaré de què va, òbviament. Qui ho vulgui saber, que la llegeixi quan surti. Tornar a escriure no diré que ha sigut terapèutic perquè aquesta no era la intenció però sí ha servit per reconciliar-me amb mí mateixa. Realment això és el que m’agrada fer. Es obvi que no puc viure de la literatura; això ho vaig entendre fa molts anys quan encara era una adolescent però sí que puc parar i escriure quan em vingui de gust i això és el que he fet.
Ara, toca agafar energies pel nou curs, intentar acabar psicologia, que de vegades sento que no depèn tan de mí sinó dels infinits tràmits burocràtics de la UOC, com aconseguir unes pràctiques. Mare meva! Com n’és de complicat!!!
I l’any passa tan ràpid… de la covid ja no se’n sent a parlar gaire i jo segueixo a casa, pensant si serà o no veritat que algun dia sortirà una vacuna que em pugui posar i tornar a la vida normal… veurem. A aquestes alçades ja no sé què pensar-ne… de moment, paciència i a preparar per publicar Arianna…

Días atrás estuve leyendo este libro de Patrick Lencioni, «Las cinco disfunciones de un equipo».
Leyéndolo he visto reflejada una situación que seguro que se da en muchos equipos sin que perciban lo tóxica que es. El principal problema es el individualismo: poner los intereses personales por encima del interés grupal, es decir, no darse cuenta que el interés propio no coincide con el de aquellos con quienes se interactúa, en este caso, en el plano profesional. El desastre puede ser monumental: renuncias de altos cargos, como estamos viendo hoy en día. Sin ir más lejos, en un mes he conocido la de dos personas próximas. Da que pensar.
No estoy diciendo con ello que la causa de estas renuncias sea el equipo o que sea sólo el equipo pero un buen equipo puede ayudar a sentir el apoyo que en estas posiciones habitualmente muy solitarias se puede echar en falta.
En EEUU tienen un serio problema con estas renuncias. Veremos si aquí se reproduce igual o, al menos, en escala proporcional. En todo caso, el despropósito es monumental. Si al menos sirve para que quienes renuncian encuentren un poco de paz y tranquilidad, habrá valido la pena pero las organizaciones tienen mucho que pensar. ¿Hasta que punto pueden quemar a sus empleados/directivos y hacer ver como que no pasa nada?
Y esto que es un problema a escala global también lo puede ser a nivel personal. ¿Qué ocurre con aquellas personas que no saben coordinar sus esfuerzos con quienes conviven o simplemente reman en sentido contrario al interés común? Es fácil pensar que muy bien no pueden salir las cosas. Pero no sólo a nivel doméstico sino de amistad, a nivel comunitario… En fin, filosofar es gratis. Lo importante es sacar buenas conclusiones y sobre todo facilitarse la vida y saber priorizar: mantener la esencia y prescindir de lo superfluo. Si algo/alguien no sirve para que nos sintamos mejor, cuanto antes se prescinda mejor en aras al bienestar no sólo propio sino, a menudo, común.

Hay días en que echo de menos no tener mi columna en el periódico pero como tengo poco tiempo para escribir tampoco me preocupa mucho.
Estoy leyendo un librito encantador, So long a letter, de Mariama Ba. Poco sabía de literatura africana; ahora tampoco sé mucho pero sí un poco más que antes.
La historia de una señora, cuya esposo no tiene otra ocurrencia que buscar una segunda esposa aprovechando que la poligamia es legal, a lo que ella contesta que ni hablar y aquí te quedas. Me encanta.
Ha coincidido esta lectura con un episodio desagradable de un vecino que acaba de enviudar y tuvo la maldita ocurrencia de soltar que está yendo al psicólogo porque como tiene poco dinero, no puede «comprarse» una mujer y no le sirve de nada ir al psicólogo a lo que mi madre, ni corta ni perezosa, le respondió que evidentemente el psicólogo no le iba a proporcionar ninguna mujer. Para alucinar.
Tristemente me temo que sigue habiendo hombres que mantienen una visión tan denigrante de la mujer. Por suerte no conozco a muchos pero haberlos, haylos. Me queda lejos una conversación con mi padre en la me dijo que el hombre está en el mundo para hacer feliz a su mujer, a la suya, no a la del vecino ni a la de su amigo… A cuento venía de una historia familiar de la que mejor ni hablar. Cada uno en su matrimonio sabrá los acuerdos que tiene y si a ambos les va bien, quién soy yo para juzgar.
Vecino 0 – Mariama Ba 10.

A veces hay casualidades y ésta no iba a ser una excepción. Ayer por la mañana casualmente encontré el certificado que había emitido mi ex-preparador de oposiciones, D. Segismundo Verdaguer Gómez.
Lo cierto es que hacía tiempo que no pensaba en él. Han pasado muchos años desde entonces.
Por la noche pensé que hacía tanto tiempo que no sabía nada de él y se me ocurrió googlear su nombre. Oh, sorpresa, desagradable y entrañable al mismo tiempo. Falleció el día 8. Hacía 3 días. Las casualidades existen o no, todo es cuestión de interpretaciones y gustos.
Por una parte, me alegré de la casualidad y, por otra, como no puede ser de otro modo, no puedo decir que estuviese triste pero sí vinieron a mi cabeza tantos recuerdos y tantos buenos ejemplos que se quedan grabados en la mente que no puedo evitar explicarlos.
92 años no es una mala edad, sobre todo para vivir bien y además acompañado. Podría contar tantas anécdotas divertidas.
Lo conocí en 1995. Iba a ser mi profesor de Derecho Documental, una asignatura «de regalo» como las llamo yo a las asignaturas que el Abat Oliba incluía en su temario sin estar en el Plan de Derecho del 53. Un señor bajito y afable.
Lo primero que me llamó la atención de él fue que Manolo, el bedel, cuando lo veía llegar, iba a abrirle la puerta de la Universidad, cosa que no hacía con nadie más. Luego supe porqué, resulta que el bueno de Segis en su tiempo libre arreglaba modelos antiguos de automóvil que luego regalaba y a Manolo le había tocado un BMW clásico, que paseaba por Barcelona como si fuese una joyita y es que realmente lo era.
Pasó el curso y le pedí si quería ayudarme a preparar las oposiciones y me dijo que sí, claro. Empezó entonces una andadura de varios años, 5 exactamente, entrando y saliendo de su notaría cada semana para recitar los temas hasta su jubilación. En este tiempo no faltaron anécdotas pero no tengo tiempo para todas. Especial era su secretaria, Lolita, como lo era él, que acompañaba hasta el ascensor a todos los clientes que entraban en su notaría y a los opositores también hasta que desaparecíamos de su vista. Entrañable. Hoy creo que pocos lo harán ya.
Cuando se jubiló, en lugar de ir a la notaría, iba a su casa hasta que decidí dejarlo, centrarme en registros y buscar un registrador en lugar de un notario para continuar la formación.
En este tiempo supe que entre otras cosas, había comprado un monasterio de monjas en Menorca, que ellas no podían mantener. Seguían viviendo en un piso del edificio y el resto lo dedicaba a sus amigos y conocidos, a quienes además de alojamiento les prestaba coche y yate para que paseasen por las calas menorquinas.
En Barcelona, también podía seguirse su rastro en el edificio del Eixample que había comprado y cedido al Consell de Menorca para que sus estudiantes pudiesen alojarse mientras estudiaban por un precio irrisorio.
En fin, que tuvo suerte y pudo trabajar en unos años buenos, lejos de Burgos, donde le tocó su primera notaría, encima de una montaña a la que sólo se podía acceder en burro y de donde marchó, como decía él, para no morir de hambre.
Descanse en paz un buen hombre, amante del arte, excelente profesional y añorado mentor.

Después de tanto tiempo, hoy he pensado que estaría bien pasar por aquí.
Aquí sigue la pandemia dejando nuestras vidas en stand-by o al menos la mía.
Han pasado tantas cosas en este año y al mismo tiempo tan pocas.
Externamente nada más y nada menos que un cambio de ubicación, retorno a las raíces; después de tantos cambios, uno más.
En breve tiempo, ¿quién sabe si también un cambio laboral? En fin, la vida es rara y cada cual es protagonista y espectador de la suya propia, así que a lo mejor la siente como más rara que las demás.
Internamente, también han cambiado muchas cosas. Después de una época tan extraña creo que los valores también experimentan cambios. Menos superficialidad y más esencialidad.
Si todo va según lo previsto, el año próximo voy a poder decir que soy psicóloga. En mi vida lo habría pensado. De hecho, fue una de las primeras carreras que descarté cuando era adolescente. Me parecía que tenía poco contenido. Con el tiempo ves que no es así pero también es cierto que la sigo viendo como una carrera instrumental, es decir, para enriquecer otras. Veremos qué me depara el futuro.
Aprovechando el tiempo extra que me deja el teletrabajo, pensé que era buen momento para comprobar si me gustan tanto los RRHH como venía pensando últimamente y parece que sí, que es francamente interesante aunque, claro, el tiempo es el que es y también hay que buscar tiempo para seguir cultivando los hobbies en la medida de las posibilidades de la vida cibernética que esta pandemia nos está dejando.
Lo bueno: los conciertos en vivo y en directo pero desde el sofá. He recuperado el piano; madre mía, después de tantos años… ¡qué gusto! Lo malo: se acabaron los viajes por un buen tiempo; adiós a mis vacaciones en buena compañía…
Y de momento la salud sigue aguantando y esperemos que por mucho tiempo se mantenga el virus lejos, bien lejos de nosotras y de nuestros lares. ¡Feliz verano!

Tanto tiempo sin aparecer por aquí y tiene que ser por algo negativo. No me gusta pero siento que debo hacerlo.
Cuando celebramos el año nuevo, quiero pensar que ninguno de nosotros era consciente de lo que se nos venía encima. Bueno, en China tal vez sí.
A mi edad no imaginé que iba a vivir una situación como la que nos toca hoy y ojalá solo fuese hoy pero me temo que mañana nos despertaremos y habrá empezado la primavera pero el virus seguirá invisible e hiriente.
He perdido la práctica de escribir. No hay tiempo para todo y, sin embargo, ahora puedo recuperar algo del tiempo perdido.
La soledad de las cuatro paredes no encierra ni la imaginación ni el pensamiento. Ahora cobra más sentido aquella idea de Stephen Hawking de habitar el universo.
Y es que será inevitable. Si queremos que la tierra deje de ser un hogar de muerte para los humanos, se impondrá buscar otros mundos lejos de virus.
Me alegro de no haber tenido descendencia. Es fruto de una decisión muy meditada y probablemente consecuencia del no desear a los demás lo que no te deseas a ti y no me deseo incertidumbre ni miedo. Tampoco a los demás. Vienen tiempos revueltos y espero que estemos a la altura.
Tiempo habrá si Dios quiere para reencuentros y abrazos. Ahora toca cuidarse, retirarse a la calidez del hogar y dejar que quienes saben y pueden cuidar de los enfermos hagan con acierto su trabajo.
Suerte a todos y que el virus no nos hiera con sus malvados poderes. Take care!

Después de un año de abandono involuntario del blog, he vuelto. Prometo ser más activa el año próximo. Básicamente esta entrada solo tiene el objetivo de desear felices fiestas, que 2020 sea generoso con todos y nos sobren energías para todas las empresas en las que estemos inmersos.