A winter poem:
Posted on enero 22nd, 2014 by henriettaPosted in Sin categoría | No Comments »
Clouds, like sugar, or
maybe like a little snow?
A flower still there.
Dreams never coming to an end;
pleasures, not to long to obtain.
Clouds, like sugar, or
maybe like a little snow?
A flower still there.
Dreams never coming to an end;
pleasures, not to long to obtain.
Éste se prometía un fin de semana tranquilo y sin nada especial y en parte lo ha sido. De hecho, aún no ha acabado pero no espero nada excepcional de aquí a mañana.
Ayer fue un sábado como cualquier otro; rutina mañanera y varias horas de escritura por la tarde. ¡Qué placer! Cada vez tengo más claro que ésa habría sido mi vida ideal: la de escritor pero en fin… eso para otro día.
Por la noche tocaba ir al teatro y al tiempo en que estaba saliendo de casa, empezó a diluviar. Después de un día sereno, de cielo azul y temperatura primaveral, cambió en ese preciso instante en que sustituía mi pantalla del ordenador por las llaves del coche. La obra de teatro valió la pena; se trataba de un monólogo de esos que te transportan años atrás en la historia: al final de la II Guerra Mundial. Margueritte Duras esperaba el regreso de Robert. Fue una tragedia pero tuvo su qué interesante; nunca dejan de fascinarme los objetos antiguos que utilizan en la ambientación. Hacía tanto que no veía un teléfono de ruedecita ni una radio tan antigua… me encantan! De hecho, por algún motivo suelo disfrutar más las circunstancias «accidentales» que la obra en sí, salvo contadas excepciones.
Hoy tenía que tocar día de cine pero con este tiempo ni me apetece. Donde haya un buen libro, calefacción y una mantita ya puede venir la lluvia, que es bienvenida ;-). ¡Feliz semana!
Hoy es jueves; dos días después del inicio de la rutina post-vacaciones navideñas, aún no he tenido tiempo ni de abrir esta página para escribir. Echo de menos mi espacio para divagar ante la pantalla pero el orden de prioridades implica, entre otras cosas, dejar para mañana lo que no puedes hacer hoy.
Estamos en plena cuesta de enero, con las rebajas, cada vez más discretas, llamando desde detrás de los escaparates. Este año no tenía previsto comprar nada, salvo tal vez unos zapatos This Site. La realidad ha sido bastante diferente. Ya antes de reyes, me dejé llevar. La verdad es que si buscas, puedes encontrar precios realmente buenos y quién no sucumbe alguna vez a la tentación.
Así, ya antes de las rebajas propiamente dichas, tenía un vestido nuevo monísimo y una falda de muñequita, que no me resistí a estrenar dos días después. Es lo que tienen las vacaciones, que te dan tiempo para todo aquello que no puedes normalmente hacer.
Después de Reyes, aún ha sido mejor; diría que por un precio de risa, ahora tengo un precioso traje de vestido y americana, que tampoco tardaré en estrenar, que me conozco. Ah, claro y dos pares de zapatos, que era lo que realmente buscaba.
Como todo tiene su lectura positiva y negativa, esto no es una excepción.
Positiva: puedes encontrar prendas bonitas y de calidad a precios de ganga.
Negativa: esto implica que los comercios no venden ni de casualidad y tienen que rebajar hasta precios, que diría yo que poco margen de beneficio deben dejarles.
Es la consecuencia, seguramente, de años en que nadie ha mirado ni preguntado precios antes de comprar. La situación hoy, a pesar de quienes dicen que es mejor, es que no ves apenas gente en las tiendas. La sensación, diría yo, generalizada es la de tener miedo e inseguridad ante el futuro. Tal vez no sea sólo mi percepción sino una realidad… Yo también tengo, ¿por qué iba a ser una excepción? Sin embargo, quienes venían antes de mí sí tuvieron la previsión de no contraer deudas de ningún tipo y vivir de una forma modesta pero sin privaciones, que me estoy dando cuenta que me deja la libertad de elegir si quiero trabajar o no y, de momento, elijo trabajo… Tal vez, algún día no tenga esta libertad sino que la crisis me pase factura también como a otros tantos y mi libertad desaparezca en aras a engrosar las listas del paro. ¿Quién lo sabe?
Sólo entonces veré si mi percepción es acertada y puedo permitirme vivir cómoda pero humildemente sin tener que volverme loca buscando trabajo como hacen otros. Tengo el presentimiento de que éste será un “extraño año”, valga la redundancia.
Hoy es sábado. Mañana los RRMM pasarán por todos los hogares del mundo para dejar ilusión a los niños y a muchos adultos, que siguen conservando algo de la magia de esta celebración y digo a todos porque probablemente no todos puedan permitírselo pero quiero pensar que alguna asociación hará posible que no haya ningún niño que no tenga al menos algún regalo. Los regalos de los adultos son algo más complejos. El más solicitado actualmente creo que es el trabajo pero poder trabajar presupone la salud y la consabida canción: salud, dinero y amor viene inmediatamente a la cabeza porque si tienes salud y dinero, ¿qué más bonito que poderlo compartir con amor?.
De todos modos, este año ha empezado raro; de hecho fue el anterior que terminó de una forma extraña. Pocos minutos antes de las uvas un mensaje en fb me alertó de que algo había ocurrido. Efectivamente, una ex-compañera de trabajo había fallecido. La vida es injusta pero a veces más aunque el cielo sea un lugar deseable para algunos donde refugiarse al final de la vida, cuando ésta concluye antes de lo esperado, no deja de ser un golpe brutal.
Por algún motivo, yo llevo unas cuantas navidades raras, primero fue Sandra, pocos meses después de ir a su boda, tuvimos su funeral :-(; después la esposa de un becario, que también se fue en plenas navidades sin esperarlo; luego aprendes que el cáncer te puede visitar hoy y dentro de unos días apartarte del mundo que conoces como le ocurrió a mi padre y ahora a Marta. ¡Qué raro es todo esto!, ¿verdad?
Marta era una chica especial, era una sonrisa y seguro que todos los que la han conocido la recordarán así.
¿Qué puede dejar un año que empieza con un funeral? Sólo el tiempo lo dirá y faltan unos 360 días para que concluya. De momento, pidámonos salud, dinero y amor, algún que otro regalo de RRMM que nos haga ilusión y ganas y energía para seguir compartiendo con nuestros amigos y familiares, cercanos y no tanto lo que pase por nuestras cabecitas.
A punto de concluir un año más, es habitual que mucha gente haga balance de estos últimos 365 días. A mí, sin embargo, no me gusta lo más mínimo utilizar mi tiempo en hacer balances. Creo que es más productivo hacerlo al final de la vida, no de forma sesgada y sinceramente me da mucha pereza. Así como me parece útil aprender de las circunstancias que nos han rodeado y sacar conclusiones para que en el futuro podamos evitar errores y aplicar soluciones a situaciones similares, a lo mejor no para nosotros, sino para otros… Algo dentro de mí piensa que el balance hay que rendirlo al final aunque ya no estemos aquí para escribirlo ni explicarlo. Puede que sea una mera «ilusión» o «fantasía» pero lo cierto es que con los años sigo pensando que la vida hay que disfrutarla como una unidad, no haciendo compartimentos estancos. De todos modos, sí hay algo que no puede huir a estas divisiones temporales que son los años y es repartir los mejores deseos que podamos pensar entre todos, amigos y conocidos con los que de cualquier forma tenemos contacto. Así, siendo consecuentes, qué este año que viene nos deje salud, dinero y amor como los más preciados de nuestros tesoros.
Buscando, buscando, he encontrado este moderno Cuento de navidad… A ver si esta vez lo puedo compartir… con mis mejores deseos: http://www.youtube.com/watch?v=aUIOuIxAq8U
Ante todo, Feliz Navidad. Pasada ya la Nochebuena más idónea que recuerdo para estar en casita sentada alrededor de la mesa, hoy toca un día similar: llueve, el cielo está gris y hace frío y viento. Lejos de considerarlo feo, a mí me encanta. De hecho, estas fechas para mí son idóneas para estar en casita, con una mantita, calentita y con un buen libro entre manos.
Mi Papa Noel ha tenido a bien regalarme un capítulo más en la trilogía de Rutherfurd, gran recomendación, por cierto para pasear por la historia, esta vez de una ciudad -a falta de máquina del tiempo, claro-. Si para mi cumple llegó París, hoy ha tocado Nueva York y ya sé que para Reyes será Londres.
Estos días son para desaparecer dentro. Será que estoy en el escaso 3% que vive estas fechas con el significado religioso que tienen y me gusta hacerlo así. Luego ya vendrá Año Nuevo para salir y estar abierto a lo que el nuevo año nos traiga: salud, dinero y amor, espero… sin embargo, la navidad es, para mi, tiempo de hacer balance, para cerrar puertas, heridas y dejar atrás lo que este año nos ha dejado de responsabilidades y dolores de cabeza.
Quería subir un precioso mp4 que me mandó ayer una amiga, una amiga de verdad de las que pasarán años y años y seguiremos ahí acordándonos la una de la otra porque simplemente nuestros destinos se cruzaron años atrás cuando las dos encauzábamos nuestro futuro como buenas estudiantes y nos preguntamos un día cuándo es tu cumpleaños y se hizo la casualidad -o no- de que las dos habíamos nacido el mismo día. Ana me mandó el mp4 de los «Forever friends», que no se deja subir pero que lanzó ni que sea como intención a través de estas líneas a todos los que estáis y estaréis siempre aquí: mis amigos.
¡Qué estos días os den todo lo que queráis para que vuestros deseos se cumplan! ¡Feliz Navidad!
Este viernes me hicieron una entrevista radiofónica. Parece que las altas capacidades cada vez es un tema más corriente y puedes ver en periódicos como realmente hay quien está trabajando en beneficio de los niños, para que puedan desarrollar su potencial. Seguro que entre quienes se ocupan de ello de buena fe, hay quien hace de ello simplemente un negocio pero, en fin, en ningún lado todo es 100% bueno ni malo. Dejémoslo en que ya es positivo que haya un esfuerzo en ese sentido. Quienes ya somos adultos poco nos vamos a beneficiar pero al menos es gratificante ver que quienes vienen detrás no serán «invisibles» sino que se hará un esfuerzo porque de adultos puedan dar de sí lo mejor y no quedarse frustrados en una mera capacidad sin frutos.
Dije ni más ni menos que lo que pienso, que la escuela es importante, claro, pero también lo es el ambiente en casa. En el cole yo no tuve problemas más allá de alguna anécdota por puro aburrimiento pero cuando llegaba a casa sí tenía un ambiente estimulante; tal vez, de no haberlo tenido. las cosas habrían sido diferentes.
De adulta, ya es otra historia; el simple hecho de ser mujer y la cohorte de envidiosos hacen que todo sea más difícil. Aquí sí falla el ambiente pero es problema mío y personal. De ahí que la conclusión lógica es que cada persona es un mundo y las circunstancias no extrapolables de modo que lo que para uno puede ser positivo, para otro será negativo y viceversa.
En fin, que cada uno con sus armas tiene que defenderse de las «agresiones» exteriores ya sea por tener alta capacidad o simplemente por cualquier otra diferecia que te haga parecer menos amable a ojos de la colectividad. Pero como decía algún refrán «las lámparas no pueden ocultarse bajo una mesa» pues eso, al final «no puedes ponerle puertas al campo», no a todo el campo, al menos, que es inmenso; por un lado u otro acaba saliendo. Algo siempre queda fuera y es ahí donde puedes destacar por muchos obstáculos que te vayan poniendo ;-).
Tanto tiempo esperando el dichoso puente y ahora pasará como si de un riachuelo se tratase, breve, pero menos es nada. Puente para mí últimamente es sinónimo de tranquilidad, especialmente en invierno porque en verano sí es genial para viajar pero en invierno cada vez me apetece menos. Al final, también toca que vengan otros de visita, no puedo ser yo la que siempre se mueve ;-). Ayer como paso previo, tocó comprar regalos de navidad. Como a mí lo que me gusta es comprar libros, este año me he podido divertir. Ahora sólo falta que la elección haya sido la correcta… no sólo para mí sino también para los demás… la solución, en breve… de momento, a disfrutar del puente. Qué sea feliz para todos!!!
Hace tantos días que no tengo tiempo de sentarme cómodamente ante el ordenador para escribir que no sé por dónde empezar. Esta semana hemos tenido cena de navidad de La Caixa. Está claro que el cambio de ciclo que la crisis representa afecta a todos. Éramos menos pero los que repetimos año tras año fielmente no nos lo perdemos por nada. La exposición, como siempre, genial. Este año tocaba Pisarro. Bien vale la pena una visita; el catálogo también excelente pero faltaba precisamente el cuadro que más me gustó, cuyo nombre no recuerdo pero sí que procedía de una colección privada mexicana. A veces pienso que tiene que ser genial despertarse cada mañana y poder contemplar arte en estado puro y las colecciones privadas en este sentido son el summum; sin embargo, en otras ocasiones pienso que es realmente egoista privar al resto de la humanidad de ver estas maravillas. El cuadro que me cautivó en esta ocasión no era sino una visión a través de la niebla, uno de los que yo llamo cuadros «blancos» y que tanto me fascinan sin saber exactamente por qué.
Algo que también me gustó de verdad fue que Joan Roca en el discurso dijo algo con lo que me siento muy identificada y casi todas las personas que conozco también; los encuentros anuales juntan mucho talento, un talento que implica que muchas personas tengan una curiosidad que nos lleva muy lejos de lo que son nuestras ocupaciones habituales y es por eso que hay quien prueba y no repite porque está claro que no vamos ahí a hablar de ingeniería ni de derecho – eso ya lo hacemos habitualmente- sino a compartir aquello que más allá del día a día nos ha impactado, desde un viaje, hasta una lectura o una simple actitud, como el amor, ¿por qué no?, que también tiene cabida. Será por seo que quien viene a hacer marketing profesional no suele repetir :-).
Y mientras escribo estas líneas suena de fondo un fragmento de «The Fairy Queen» de Purcell, que dejo por aquí para quien tenga tiempo de dedicar 25 minutos de su vida a recrear sus oídos escuchando a Savall-: http://www.youtube.com/watch?v=IJYzh_NJ5r0
Digamos que este fin de semana ha sido musicalmente productivo; ayer desempolvé la Sinfonía fantástica de Berlioz, que no había escuchado hace años pero sigue despertándome los mismos sentimientos de transportarme lejos, muy lejos… es lo que tiene ser exageradamente sensible al ARTE, que luego cuesta volver a la realidad y mañana toca precisamente eso: bajar a la realidad del día a día y trabajar. Antes seguro que me queda algún hueco para disfrutar de una de mis últimas adquisiciones: «Confusión e morte de Maria Balteira», leer en gallego es fácil :-).
¡Feliz semana!
« Previous Entries Next Entries »